Sobre jueces independientes y viajes a Marte

Sobre jueces independientes y viajes a Marte

Millizen Uribe

En la mitología y leyendas urbanas de República Dominicana, abundan varios “cucos” y uno de ellos, de orden político- social, tiene que ver con la supuesta imposibilidad material de que los jueces que integren las cortes dominicanas, sobre todo las Altas Cortes, sean profesionales de carrera e independientes, según proclama un sector.
Sin embargo, un aspecto positivo del reciente proceso de entrevistas del Consejo Nacional de la Magistratura es la evidencia de que hay jueces y juezas, capaces y probos, aptos para sostener las banderas de un reclamo tan justo y pertinente como la necesidad de sanear el Poder Judicial.
No se trata de un invento o de una necedad. Datos recientes del Latinobarómetro de las Américas, correspondientes a noviembre de 2018, señalan que apenas el 21% de los encuestados dijo confiar en la justicia dominicana. Esto es grave porque la confianza y credibilidad son ejes fundamentales de la democracia y de un sistema judicial al que la ciudadanía delega la resolución de sus problemas y la garantía de sus derechos.
Por eso fue motivo de algarabía participaciones como las del juez Modesto Martínez, quien, de manera valiente, en el mismo seno del Consejo Nacional de la Magistratura, criticó la falta de independencia judicial y refirió que los magistrados independientes pasan vicisitudes, comenzando por dificultades para acceder a altos puestos, porque sólo se considera a quienes tienen relaciones o conexiones con el poder o, agrego yo, perfiles mediáticos.
Por supuesto, que esto constituye una distorsión grave de la esencia del Poder Judicial, donde más que magistrados egresados de las instituciones públicas y de los altos comités de dirección de los partidos políticos, se debe optar por quienes no tengan tufos partidarios que comprometan su capacidad resolutiva.
De modo que, si la voluntad política es tener jueces probos e independientes, candidaturas buenas las hay y muchas. Ojalá la voluntad que se imponga en el Consejo Nacional de la Magistratura sea la de aportar pronto y ya a tener buenos jueces.
Ojalá entonces, este sea el punto de partida para renunciar a lo que siempre se ha hecho y no optar por el reparto político, vía piñata o pastel. Ojalá entendamos ya, de buena vez y por todas, que una mejor República Dominicana amerita una buena Suprema Corte de Justicia y para ello hay que tener personas claves, en esos puestos claves, siendo la independencia una condición sine qua non, que este jueves veremos si se cumple.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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