Sobre la anticoncepción de emergencia

Sobre la anticoncepción de emergencia

En fecha 26 de enero del presente año el Suplemento Salud de este diario publicó un extenso artículo sobre » La Anticoncepción de Emergencia» (AE),  el cual contiene imprecisiones que deben ser aclaradas con el ánimo de edificar a los lectores de este prestigioso periódico.

De entrada vale la pena definir sucintamente el concepto de AE, para luego entrar en mayores  consideraciones. En efecto, la AE es el uso de métodos para prevenir un embarazo no deseado después de haber tenido relaciones sexuales sin la protección adecuada.

Es común llamar a este método «Pastillas del día después»,  ignorando el hecho de que no sólo las pastillas anticonceptivas combinadas de uso diario pueden utilizarse como AE, sino que además, para tales fines,  también se emplean los Dispositivos Intrauterinos (DIU). La AE se puede usar no sólo «un día después» sino hasta 120 horas posterior a la relación sexual. 

Las investigaciones sobre salud reproductiva han establecido que las mujeres en edad fértil pueden necesitar eventualmente un método de emergencia para evitar un embarazo no deseado, que ocurren porque la pareja sostuvo relaciones sexuales sin protección, usó de manera incorrecta el método o este falló y, en el peor de los casos, la mujer es violada sexualmente.

En el uso de la AE , no existen mayores complicaciones, salvo aquellas asociadas a una efectividad menor y la recurrencia de efectos secundarios. Estas pastillas no son tan efectivas si la mujer la  usa como método rutinario. Su uso repetido indica que la mujer debe planificarse con un método de uso regular.

La OMS no protege contra las enfermedades de transmisión sexual. Para estos casos es correcto recomendar el uso del preservativo o condón. Las normas que establecen los servicios oficiales de planificación familiar, en la mayoría de los países del mundo, incluyendo, por supuesto el nuestro, regulan los servicios de salud reproductiva, por lo que debemos alegrarnos por tenerlas y luchar para mejorarlas en la misma medida en que se desarrolla el conocimiento científico de la tecnología anticonceptiva.

Consideramos, por último, que  la piedra angular de la salud sexual no es la contracepción sino los derechos humanos de los cuales los derechos sexuales y reproductivos de las personas son parte. Fernando que ha fracasado, en definitiva, no son estos derechos sino los reiterados intentos del movimiento conservador en el mundo entero por negar su cumplimiento universal para todos los seres humanos.

Atentamente,

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