Sobre la Convención del PRD

Sobre la Convención del PRD

Para quien que ha servido de ente moderador, sus juicios públicos deben estar acompañados de absoluta imparcialidad. En esa vía, con el más ferviente deseo de contribuir al fortalecimiento de una organización indispensable para el sistema democrático como el PRD, me voy a atrever a opinar tomando en cuenta la Convención Nacional que habrá de completar sus cuadros dirigentes en todo el país.

Estoy convencido de que en el PRD no hay condiciones ni deseos de división, especialmente por cuanto los dirigentes de la cúpula, mayoritarios y en menor proporción, tienen conciencia de su futuro inmediato y sus grandes posibilidades. Más bien hay conflictos de estilos,  porque algunas personas que se mueven en áreas de influencias, pasan por alto detalles, que los que no pertenecen a la organización como una parte importante de su militancia sí las toman en cuenta:   la tendencia al tremendismo político.

Para algunos, esa propensión a los debates  públicos y controversias es lo que los hace democráticos y los dinamiza. Pudiera ser así, pero la mayoría  de los dominicanos rechaza esa metodología, que además confunde. Lo que le ocurre al PRD, probablemente le esté ocurriendo en igual o mayor proporción tanto al PLD como al Reformismo, pero muchos  detalles internos los consumen en sus organismos, sin que salgan a la luz pública.

Posiciones consideradas rebeldes, intransigentes o arrogantes,  no obedecen a los cabezas de grupos,  sino a entornos de temperamentos difíciles. Que además de que no ganan adeptos internos ni externos, más bien ahuyentan voluntades, porque la gente se cansa de  las disputas. Lo que gana adeptos y eleva la imagen de quienes lo practican,  es la coherencia y firmeza de posiciones llevadas a cabo con mesura, pero al mismo tiempo  implican esfuerzos para propiciar entendimientos, sobre todo cuando se trata de aspectos que no son fundamentados en principios ideológicos como algunos analistas erróneamente plantean, sino  de índole personal o grupal. 

Si hay una Convención pautada y dirigida por personas de  confianza y respeto, que se realice de forma democrática y que las bases se expresen libremente. Los que tengan más apoyo deben ser acogidos por los demás,  aunque no sean de sus preferencias. Ganar o perder una posición dirigencial no determina el futuro político de nadie. La mayoría de los que hoy tienen liderazgo nacional, lo han logrado sin ser dirigentes máximos.

Quiere decir, que a veces se gana perdiendo y en otras se gana no participando. Y eso deben tenerlo presente los jóvenes dirigentes que pudieran estar apostando a  general o gusano.

A las nuevas autoridades hay que darle la oportunidad de actuar. Necesitan una tregua prudente. Garantizando una Convención que sea ejemplo democrático. Ratificando su capacidad de moderación y equidad.

Propiciando espacios para todas las tendencias, pues el país necesita cambios económicos y políticos urgentes,   con orden y respeto, pero sobre todo, abandonando posiciones irritantes e innecesarias de cualquier parte. Hay que deponer actitudes.

El país está a la espera. 

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