Continuamos hoy el debate iniciado el pasado sábado, con las opiniones de otros tres escritores: Enegildo Peña, poeta, ensayista, director de la Casa de Arte de Santiago de los Caballeros, Gerardo Castillo, narrador y catedrático universitario, y José Bobadilla, literato versátil y cumplido estilista cuya obra es ampliamente conocida en nuestro medio cultural… He aquí sus comentarios:
[b]ENEGILDO PEÑA:[/b]
Asumiendo que el intelecto es el ejercicio supremo del intelectual, entonces en nuestro país casi no hay intelectuales, porque el intelectual dominicano ha dejado de pensar por sobrevivir; parecería que es mejor vivir que pensar. Sólo el intelecto salva, todo lo demás es inmediatez.
Existe una carencia de intelecto en la mayoría de nuestros intelectuales, pero sobre todo en los más jóvenes que han asumido más una vida social que intelectual.
Nuestros más formados y brillantes intelectuales la misma sociedad los ha corroído. El poder los utiliza, los margina y los ignora. El intelectual dominicano debe regresar al pensamiento crítico de las cosas, no dejarse corromper por ningún tipo de poder, ni el social, ni el económico, ni el político.
Su verdadero compromiso debe estar apegado sólo al intelecto y a la construcción de nuevas ideas, en bien del desarrollo creativo y cultural de la humanidad.
La sociedad contemporánea dominicana requiere de un intelectual más pensante, más humano, más inteligente para que pueda poner sus dones al servicio del país.
[b]GERARDO CASTILLO:[/b]
El comentario de José Mármol sobre nuestro mundo literario destila una saludable amargura carente de la pobreza de espíritu y de la mezquindad que caracterizan a algunos y que exhiben como una virtud. Y digo saludable y digo amargura porque sé que esa honorable indignación es parte del combustible que mueve a José Mármol a realizar su trabajo intelectual y artístico con decoro ejemplar.
Estoy de acuerdo con él y, sin embargo, prefiero ser menos severo y propongo poner de lado la auto segregación. Nadie me contradirá si afirmo que José Mármol puede contribuir desde el sector público al desarrollo del ámbito cultural. Por supuesto, el trabajo que realiza desde donde está es loable.
No esperamos un Mesías. Bastan hombres y mujeres comprometidos y con principios. Bastan espíritus superiores y honorables que acepten las debilidades y fortalezas inherentes a lo humano. Otros han trabajado en medio de la multitud a pesar de las dificultades. Poco es lo que hacemos alejándonos y encerrándonos. Y en el lar criollo, sobre el que se ha suspendido un tiempo nefasto, no faltan buenos ejemplos. Y siendo José Mármol parte de nuestra valiosa reserva moral, está llamado a participar en otros espacios.
[b]JOSÉ BOBADILLA:[/b]
Tocayo José Marmol: Con la gratificante sorpresa de tu entrevista, van estas líneas, para hacer causa común con los pareceres que externaras, confirmación de primer orden de lo que ya sabía gracias al incuestionable valor de una obra que nos honra a todos. Claro, siempre los elogios se han hecho una costumbre prodigarse en secreto, en lo más oscuro de una intimidad que sólo puede alcanzar al ego y no al aporte, cuando lo personal que sin duda de alguna manera debe contar, jamás se compara con lo que este entrega como su mejor legado para el consumo y la superación colectiva.
)Por qué no decir, declarar mejor, que José Mármol es un gran poeta? Cualquiera sabe el motivo. Los plácemes hacen cumplir a quien los da con un requisito de la urbanidad. Pero enunciar a donde se escucha un juicio categórico, es asumir una posición, colocarnos invariablemente en una trinchera, en un lugar que debemos defender con nuestro mejores juicios y la fuerza de convicción. Eso que señalas de nuestras capillas no debería sorprenderte. )Esperabas otra cosa? )Qué demonios es un crítico dominicano? Esta pregunta por fuerza se ciñe a la mayoría que hace la Ley, que impone la vergüenza estentórea de la mediocridad, que sacraliza la basura en los gustos y en las sentencias. En nuestro país la profesión intelectual comenzó desde hace un buen tiempo, gracias a los ejemplos de nuestros más recientes próceres, por ser un peldaño hacia la prevalidación social. Con mérito auténtico o con el simple cacareo de una afición que dejara como huella un manojo de páginas; de la literatura, a partir sobre todo de la época de Trujillo, se saltaba al liderazgo político. No debe olvidarse nunca a Juan Bosch, a Juan Isidro Jimenes Grullón o a Joaquín Balaguer. Los dos primeros de encontradas pero felices memorias. El segundo, un farsante que en mucho fue el mayor culpable del envilecimiento a profundidad de la sociedad dominicana.
Esto determinó no sólo el cauce de una vocación pública sino el origen de cenáculos en función de afinidades que se adherían a un proyecto político. )En tal sentido, intelectuales o artistas independientes? )Los has conocido tú? Y no señalo esto porque sea intrínsecamente malo. Cada quien tiene perfecto derecho a una creencia, a la fe, si la hay, en un determinado proyecto de sociedad. La política es arte, ciencia, compromiso y práctica. Lo triste es la confusión deliberada, la servidumbre sin valientes reparos. Trágicamente, en un país en el que el simple hecho de sobrevivir con algún decoro es un reto colosal: )cómo exigirle a nadie que se margine del poderdante por antonomasia de los medios masivos de subsistencia?
Ahora bien, hay diferencias. Tú las conoces y entiendo que según sus méritos, como nos ocurre a todos, las respetas o las deploras. Creo que lo que has dicho, aunque duela, es justo, aunque le faltara añadir que la lucha por la independencia cabal de las funciones debe perpetuarse hasta que consigamos una institucionalidad que nos permita no sólo la libertad económica sino la del criterio, y con ella continuar construyendo ese universo moral que es la cultura, lo que en definitiva quedará como el único hogar posible para nuestra alma nacional.
En lo personal, sin mayores premios que el reconocimiento sincero de todos quienes te conocemos. La única tarea es seguir adelante, hacer sin reparos lo que le debemos a la humanidad, la propia y la grande. Esa gusanera de enanos que no ve más que hasta los linderos de sus beneficios, se consume ella misma en el pantano de un presente que pretende dolorosamente ser la única posibilidad de existir, sin que jamás consiga trascender el minuto de historia en el que su barullo se escucha.
Un día la República Dominicana será un mejor país, una gran nación, en la que sus ciudadanos se encuentren con el poder y la belleza de tu palabra, así como la de otros que medraron en la soledad y en el silencio con la certeza de saber que a lo que salía de sus manos no podía esperarle otro destino que el de la gloria del amor a una grandeza de la que por desgracia son conscientes todavía muy pocos. No olvides que para eso hemos vivido, para eso estamos viviendo y que nada que surja de la verdad se queda en el umbral de su parto. Educar hoy es el único camino para que lo hecho, la obra que crece día a día de la mejor parte, alcance la cima que sólo coronará la luz.
Como siempre, te quiere tu hermano José Bobadilla.