Sobre los partidos y los electores

Sobre los partidos y los electores

Siempre se ha observado que la República Dominicana es uno de los pocos países de América Latina y el Caribe donde los partidos políticos son organizaciones fuertes y vigorosas. La participación electoral supera el 70%, promedio, y el activismo y el sentido de militancia es igualmente elevado.

A pesar de esa fortaleza y ese vigor, los ciudadanos y ciudadanas expresan poca confianza hacia los partidos políticos y sus líderes, y citan a estas organizaciones como una de las principales fuentes de corrupción. También dicen que sirven, principalmente, a sus estructuras directivas y dejan de lado los intereses de la nación.

El estudio publicado en estos días por el PNUD, bajo el título La democracia en América Latina: Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, contiene interesantes hallazgos sobre la vida partidaria de 18 naciones de la región, incluyendo a la República Dominicana.

Los hallazgos que consigna sobre nuestro país son interesantes y llamativos. Según esta investigación, el 22.5% de los adultos criollos declaró que no vota. Una mitad no lo hace aparentemente por convicción y la otra mitad afirmó que tenía un partido pero ya dejó de pertenecer a él. En cambio, el 77.5% de la población de 18 años y más dijo que sí ejerce el derecho al sufragio, y lo hace de esta manera:

–El 14.8% suele sufragar “sin partido”, es decir, sin ser miembro de organización partidaria alguna.

–El 16.3% sugiere que pertenece a entidades políticas pero a la hora de vota no lo hace en atención a una lealtad partidaria. El 5.2%, es decir, el 32% de este universo, tenía un partido pero ahora sufraga por otro. El resto, el 68%, declara que pertenece a determinados partidos políticos pero “puede votar por otro”.

–Hay un amplio espectro de los ciudadanos y ciudadanas, el 46.4%, que sufraga con lealtad partidaria.

Estos son datos interesantes, sobre todo en esta epoca de elecciones, porque permiten una comprensión más ajustada a la realidad del comportamiento de los electores y, obviamente, facilita a los partidos políticos un mejor diseño de sus estrategias.

Por supuesto, como ocurre con todos los estudios e investigaciones fundadas en encuestas de opinión pública, estos son supuestos movibles y sujetos a la dinámica propia de las variables sociales y al voluntarismo de los humanos.

Hay periodos electorales donde la migración partidaria ha sido mayor que en otros, como ocurrió en 1990. Estudios de opinión pública levantados después de los comicios de ese año demostraron cómo leales al doctor José Francisco Peña Gómez decidieron votar por el profesor Juan Bosch y el PLD, convencidos de que su líder no tenía el apoyo necesario para ganar los comicos y por interés en desplazar de la Presidencia de la República al líder reformista, el doctor Joaquín Balaguer.

Pero el hallazgo partidario que más nos llama la atención de este estudio del Proyecto sobre la Democracia en America Latina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, es este que muestra que el 57.5% de la población ciudadana de la República Dominicana, hombres y mujeres, dice que vota por pertenencia a un partido político. En otras palabras, los dominicanos que integran este alto porcentaje se siente miembro de uno de los partidos políticos del país.

Es útil reiterar que de este universo de dominicanos identificados con fuerzas partidarias, cerca del 20% admitió que no vota de manera leal, sino que tanto puede sufragar por los candidatos de la organización en que milita como por los de otras.

Para apreciar el valor de esta alta filiación política que sufraga con lealtad partidaria debemos anotar que, de acuerdo al mismo estudio, el promedio del voto leal en América Latina y el Caribe es del 27.2%.

Otro aspecto que incluye el estudio del PNUD es lo que yo prefiero llamar la no espontaneidad del voto. El 9.1% de los electores de los últimos comicios dominicanos dijo que fue presionado o recibió algo a cambio para votar. Se trata de una proporción que supera la media regional, que es de 6.7%. Venezuela, México y Brasil se llevan la palma.

Los estudiosos de la sociedad dominicana, particularmente los expertos en ciencias políticas, tienen muchas cosas que averiguar y estudiar para conseguir un comprensión cabal del sistema de partidos y del comportamiento de los electores. Hay cuestiones que aparentemente son contradictorias, pero estan ahí y es obvio que obedecen a causas que pueden ser determinadas.

Mientras, en cada periodo electoral los dominicanos vuelven a comprobar la fortaleza de sus partidos, la alta adhesión de miembros y el interés que despiertan los comicios.

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