Sobre reelección y temas afines

Sobre reelección y temas afines

 DIÓMEDES MERCEDES
El fantasma del antireeleccionismo ronda y ondea usado como un recurso de oposición por políticos iguales a quienes ejercen el poder, que no pueden criticar ni ofertar alternativas diferentes al modelo vigente. Al hacerlo, incrementan en el cándido pueblo un prejuicio que atenta contra la democracia, la libertad y los derechos individuales, sociales y políticos que por principio hemos de defender.

A un Presidente que quiera reelegirse, lo único que debe imponérsele es que compita en condiciones de igualdad con los demás candidatos y que la ley le obligue a delegar la Presidencia durante el período de campaña, porque tal revestimiento le otorga ipso-facto los poderes y privilegios extraordinarios de su posición como jefe del poder y cabeza de un Estado clientelista.

Habría además que prohibir su promoción directa o indirecta hecha por otros, mientras no cumpla con el requisito de delegar funciones. Si uno de nuestros mandarines quiere repetir, sólo el pueblo puede vetarlo por vía del voto que secundaría o sancionaría su ambición.

Pero, de por medio existe el muro de una cultura política elaborada contra la democracia y existe además el foso de la falta de la institucionalidad que sólo puede surgir de la consciencia del pueblo conquistando su Constituyente. Otro escollo es el despotismo de una élite actuando por perpetuar ese estado de cosas.

La práctica política de gobernar con leyes a la medida de los abusos de los ejecutantes del poder y los actos por impedir desde este que la nación se dote de las leyes que controlen a los detentadores del poder, ha creado el ámbito despótico de la legalidad gobernante que se exhibe mayormente en la Presidencia de la República. Colateralmente habría de regular el tiempo de las campañas haciéndolas relampagueantes, aunque el primer beneficiario de ésta -la industria publicitaria- pierda esta ubre lechera con la cual prospera. No es posible mantener al país en una campaña incesante que tan caro pagamos y que acentúa la corrupción.

La prensa en general, que fue medio de la iluminación de la libertad y la democracia, al vincularse con los poderes opresivos del mundo actual ha corrompido su rol y es otro de sus monstruos. Pelea por su libertad de ejercer el absolutismo de la opinión en interés de ese monopolio, mientras socava u omite libertades y derechos de pueblos deliberadamente (CNN) si chocan con sus socios y parientes de la familia del poder en cualquier parte del mundo.

Aquí cada dos años, los 16 de agosto, sabemos que los que suben inician desde su juramentación su campaña reeleccionista prestando desde entonces más atención a ese propósito que a la seriedad de las tareas a su cargo; y nuestros medios tienden a mancomunarse con esta “democracia” con la que comparten beneficios. ¡Inexcusable!

Nuestro país, actualmente un “saco de papas”, se beneficiaría si los medios de comunicación que son el otro poder del que no participa la nación, propusieran con énfasis alargar el período de gobierno hasta 6 años, unificando las elecciones congresionales y las presidenciales, para que a los escogidos se les quite el hambre de promoción de sus egos, construyan todos los metros o lo que se le antoje y se vayan del poder hartos, a consolidar sus haberes cuestionables, pues no por patriotas ni humanitarios quieren seguir en el poder.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas