Sobredosis

Sobredosis

Claudio Acosta.

Hay que suponer que la matrícula del PRD se elevó significativamente, en términos porcentuales desde luego, con el ingreso del reconocido médico Diego Hurtado Brugal, juramentado el pasado miércoles por el ingeniero Miguel Vargas Maldonado como parte de una estrategia de crecimiento que busca atraer a esa organización a figuras destacadas de la vida nacional, de las que ya logró “fichar” al reputado siquiatra César Mella, al académico Leo Sabater y al joven y exitoso comunicador Hugo Beras. El sarcasmo, premeditado y alevoso (lo reconozco), tiene una explicación: los bajísimos porcentajes que viene recibiendo el PRD, de manera consistente, en las encuestas, verbigracia el 18% que le atribuye la Penn, Schoen & Berland. ¿Pero cómo se achicó tanto el partido que en las elecciones presidenciales del 2012 obtuvo 2 millones 189 mil, 189 votos, un 46% de la votación? Todavía recuerdo el alboroto que se armó en el PRD cuando Vargas Maldonado presentó el padrón que se iba a utilizar en la convención que el pasado año lo reeligió como presidente de esa organización, en el que tan solo aparecían inscritos 538,478 militantes, como recuerdo también el cinismo conque se defendió y justificó su “sincerización”. En medio del resabio y la impotencia, el doctor Guido Gómez Mazara ante el hecho cumplido solo atinó a decir, tras quejarse de que se excluyó el 75% de la militancia del PRD, que Miguel Vargas le dio una pastilla de “chiquitolina” al padrón para ponerlo del tamaño de su conveniencia del momento, que no era otra que garantizarse el control absoluto de la organización. Y a juzgar por lo chiquiticos, insisto, que aparecen el PRD y su presidente Miguel Vargas cada vez que se publica una encuesta (la Penn, Schoen & Berland dice que el presidente del PRD es el político peor valorado, con tan solo un 6% de apoyo y un 82% de rechazo) cualquiera diría que fue una sobredosis que atrofió para siempre su capacidad de crecimiento.

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