Sobresale la calidad en el
Punta Cana-Bávaro Jazz Festival

Sobresale la calidad en el<BR>Punta Cana-Bávaro Jazz Festival

Por REYES GUZMAN
Punta Cana .-
La calidad musical, las fusiones y la destreza de los participantes en  el Punta Cana-Bávaro  Jazz Festival, fue el resultado positivo de dos noches de presentación  en el Tropicana Garden.

La segunda entrega  reunió a seis grupos, divididos en dos por noche, siendo la última la de más   derroche musical, sobresaliendo  la Santo Domingo Jazz  Big Band, dirigida  por Pengbian Sang y Crispín Fernández.

 La labor de los participantes dominicanos fue la más  aplaudida, no sólo en la noche de cierre del festival, sino desde su primera función.

El gran encuentro inició el viernes con  el Quinteto Brasil, luego de las palabras de Ernesto Veloz, presidente de la Asociación de Hoteles de la zona, quien valoró por segundo año la reunión de los mejores exponentes del jazz. Carlos Almánzar fue el presentador y elogió  la selección de quienes se encargaron de poner  en contacto con el público la música de la improvisación y las mezclas. Con base musical brasileña en  la mayoría de sus temas, el Quinteto paseó por otros géneros y su cantante daba muestras de buenas cualidades.

Le siguió la actuación de Gustavo Rodríguez, un dominicano de máxima experiencia y dominio musical, con veteranía en el piano, los arreglos y la composición. Con una excelente banda inició a las 11:20, permitiendo que tanto el saxofonista como el trompetista  se impusieran constantemente. Ajustado al pentagrama vació un repertorio en el que la complicidad entre piano y saxo motivaba al público a aplaudir y a valorar la exposición. Así lo logró con la batería   y la trompeta. Gustavo permite que sus músicos tengan protagonismo.

Tuvo como invitada a  una violinista de nombre Alba, para bajar un poco a lo sutil. Fue a las 12:48 que salió del escenario, para después ceder el espacio a Sandy Gabriel   y su grupo, que lamentablemente encontró a un reducido público agotado por la tardanza. “Somos pocos, pero buenos”, fueron las palabras del saxofonista. Virtuoso, responsable y creativo, hizo una presentación cargada de buena música. Tuvo en su contra que a las 2:00 de la mañana sólo se quedaron con él unas cuentas personas. Y es que   en la  primera noche se cometió el error de comenzar tarde y permitir que  el Quinteto Brasil y Gustavo Rodríguez tocaran más de diez temas cada uno.

SEGUNDA NOCHE
Los tropezones hacen levantar los pies,  como dice el refrán. Los inconvenientes del viernes no se podían repetir el sábado, por eso comenzó más temprano (9:40) con el grupo local de Pablo Peña, uno de los mejores baterista,   que se hace acompañar  de un trombonista, bajista, guitarrista y un percusionista.

Hace ricas fusiones caribeñas, dando cátedras de que en el jazz hay libertad para improvisar. Su mejor entrega fue el último tema, con marcada presencia de atabal y batería. Aprovecha las raíces folklóricas para lograr colores musicales tan visibles como maravillosos.   Pablo agrega  a su batería otros instrumentos, incluyendo una tambora para incluir bases del merengue. Concluyó a las 10:45.

El Punta Cana- Bávaro Jazz Festival  trajo  al Trío Negroni, compuesto por piano, bajo y batería. José Negroni, nacido en Puerto Rico, regaló ocho de sus composiciones que le han merecido el Grammy. El sustento caribeño es ingrediente para su música, la que ejecuta con propiedad  para caer en paisajes de los ritmos de su tierra.

“Cincuenta años”, “Teatro” y “Coqu픠 fueron sólo algunas de sus piezas. Dijo que se sentía orgulloso de poder tocar en República Dominicana y estar junto a tantos músicos buenos. A las 11:50   le llegó el adiós.

Gracias a Jorge Estévez se organiza y presenta el festival, que este año fue dedicado al músico criollo   Mario Rivera. Con mayor cantidad de público que el viernes, pero no llenando el Tropicana Garden,  la noche tuvo un final feliz con la magistral presentación de la Santo Domingo Jazz Big Band. Una vez más se demuestra la profesionalidad de los músicos dominicanos, que en cada oportunidad proyectan su talento. Pengbian Sang supo agrupar a tantos maestros y la satisfacción fue notoria, no sólo  en él y los acompañantes, sino en el público que pedía más.

Cinco saxos, cuatro trombones e igual número de trompetas, más batería, guitarra, piano, percusión y bajo, formaban la especial banda. Con piezas norteamericanas, paseando por una cubana y dando la inspiración del merengue, el repertorio incluyó nueve bellezas. La gente no quería irse, pues era bastante bueno el plato musical. El final fue espectacular, porque el triunfo nos puso a vibrar.

COSITAS Y COSOTAS

-Para próximas presentaciones no es positivo que a los grupos se le ceda tanto tiempo. El público  estaba agotado el viernes.

-Dedicar el festival a Mario Rivera  fue la mejor idea, porque fue uno de los grandes de la música. Supo exportar su talento.

-El Quinteto Brasil debió tocar cinco temas. No era conocido por aquí.

-Gustavo Rodríguez  tiene la experiencia para con la música jugar con los colores. Hizo una excelente demostración.

-El viernes asistieron unas doscientas personas, de las que más de la mitad dejó solo a Sandy Gabriel. Hay que promocionar más el festival en la Zona Este.

-Los líderes del  jazz  saben que entre sus músicos hay talentos a los que deben permitirles oportunidades para sobresalir. Así se justifica que muchos instrumentistas logren merecidos aplausos.

-Un monumento de mujer asistió el viernes y con sus piernas humilló a las demás. Es dueña de dos torres. Nada humilde, muy segura, muy ella. A quien Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga.

-Pedro Peña es lo que se llama un león tocando la batería. El hombre se la come. Lo que hizo en la mezcla del gagá, es para chuparse los dedos.

-Gustavo Rodríguez tocó  y tocó, hasta que le apagaron las luces. Fue buena su actuación, pero muy larga para la ocasión.

-La Big Band dominicana, con Pengbian Sang en la dirección, debe hacer presentaciones en la capital.

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