Este pleito lo vamos a echar, y lo haremos de pie porque en esa cama no me voy a quedar”. Con este lema de batalla la periodista Isabel Peña se dijo a sí misma que la solución a la enfermedad diagnosticada en diciembre de 2014 no era llorar, ni dejarse arropar por la depresión, sino más bien asumir una actitud positiva para enfrentar la lucha que Dios le había encomendado librar y convertirse en portavoz para salvar otras vidas. Al ofrecer su testimonio en La Esquina Joven de Hoy, la comunicadora sostuvo que uno de los momentos más difíciles fue cuando comenzó a perder el cabello.
De igual manera, el malestar luego de los procesos de quimioterapia.
“Tú sabes que en octubre, a propósito del Mes del Cáncer, diferentes instituciones hacen mucha promoción sobre prevención. Esto me llevó a tocarme los senos y sentir una bolita, entonces fui al médico. Eso fue en el 2014. Me diagnosticaron un tumor de 4.5, con grado tres y algo. Me dije, waoo, Señor, me elegiste para dar el testimonio porque yo nunca pensé en muerte”, expresó.
Con voz entrecortada, Peña asegura que su vida ha cambiado totalmente, ya que ha tenido que superar muchas pruebas y adversidades.
El poder de la mente. De acuerdo a su testimonio, la mente es fundamental para poder sobrepasar y enfrentar la patología. Mantener una actitud positiva y firme son fundamentales.
Agradeció el respaldo de su esposo, sus hijos, sus familiares y colegas, que jugaron un rol estelar y siempre la estimularon a seguir adelante.
“La clave en esto es mantenerte positivo. Yo no espero a que nadie venga a aconsejarme. Cuando vi que estaba perdiendo el cabello, lloré mucho, pero luego me dije, tú sabías que esto iba a pasar; entonces, me paré de ahí y fui donde un barbero y le pedí que me quitara todo el pelo”, agregó.
Las lágrimas brotaban una tras otra mientras Isabel rebuscaba en su memoria aquellos recuerdos que aún permanecen frescos. “Era un 14 de febrero, de ahí cogí para el canal donde hacía mi programa de televisión “Magazine con Isabel”, le dije a la maquillista que me pusiera bien bonita, tenía un vestido rosado, y desde ahí di la información y así fue que mi familia se enteró, porque no me atreví a decírselo personalmente”, manifestó.
A través de su programa desarrolló una campaña de concientización en la que usaba eslóganes tales como “Dile sí a la vida, comienza a tocarte” y Cicatrices que salvan vidas…., donde aparecía mostrando la parte de su cuerpo con el seno amputado.
Isabel es madre de dos adolescentes (una hembra y un varón). En principio sintió temor de que el rendimiento escolar de los chicos bajara, pero según dijo lo asumieron con mucha madurez y se convirtieron en gran soporte para sobrellevar el proceso.
“Tenía vergüenza de que las amiguitas de mi hija me vieran sin pelo y que se burlaran, pero gracias a Dios no fue así; al contrario, me daban mucho cariño. Todo fue fluyendo”, expresó la joven profesional mientras sus ojos se iluminan a la vez que una amplia sonrisa se observa en sus labios.
Las quimioterapias eran traumáticas, ya que le producían náuseas y vómitos. “Mentalmente, me hice de cuenta que estaba embarazada y me preparaba emocionalmente para soportar esos días de dificultad”, manifestó.
Se tuvo que aplicar 12 quimio, una cada 21 días. También 30 sesiones de radioterapia, luego de la mastectomía.
El tratamiento es sumamente caro. Solo la biopsia costó 350 dólares. “No es la enfermedad que mata, sino la falta de recursos para el tratamiento”, expresó.
A su entender, en el país deberían existir centros que asistan al paciente gratuitamente y que una vez este se recupere, entonces, comience a pagar.
“Esta es una enfermedad para ricos, porque tú le dices a una persona pobre que debe pagar esa cantidad para una biopsia y se va a morir”, enfatizó.
Cada quimioterapia cuesta RD$21mil. En tanto, la mastectomía costó más de RD$200 mil.
Alerta. “Las autoridades hacen muchos días rosados, de prevención, pero cuando la enfermedad está, qué hacer. Eso está como la gripe, cualquiera la tiene. No es fácil pedir para costear una enfermedad”, agregó.
El 19 de octubre del año pasado, Isabel recibió la última quimioterapia.
Expresó que tiene un tratamiento de hormonas por 10 años. El próximo 7 de noviembre se le extirpará la mama derecha.
Zulenny Medina Aquino. En el conversatorio contó también su historia Zulenny Medina Aquino, cuyo progenitor falleció de cáncer.
Detalló que desde los 13 años presentaba problemas de hormonas, razón por la cual tomaba unos medicamentos. Pero el remedio resultó ser peor que la enfermedad, ya que las pastillas estimulaban las células cancerosas.
La joven de 29 años fue diagnosticada con el mal hace un año. Aún se encuentra de licencia médica en su trabajo en el Departamento de Postgrado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Aunque ha vivido horas de angustia por la falta de recursos para cubrir su tratamiento, su fe en Dios le ha permitido ver siempre que hay una luz y guía que le ayuda a encontrar alternativas. Para subvencionar el tratamiento, elaboró unos botones que vende a RD$100 la unidad, lo que le ayuda con el pago del taxi y otras diligencias menores.
“Me tenía que dar quimioterapias semanales”, detalló al tiempo que la tristeza le abrumaba. El apoyo de su madre fue primordial. No obstante, no todo es tan malo que no tenga algo bueno, dice en forma de consuelo. Luego de la enfermedad consiguió pareja, trabajo y muchas amistades que le han extendido la mano solidaria.
Producto del problema de hormonas que padecía le salía “barba”, lo que ha ido desapareciendo con el tratamiento. “He aprendido a tener identidad, a aceptarme, a amarme. La actitud lo determina todo”, enfatizó.
El proceso no sido fácil. Llagas en las encías y en su parte íntima, dolores en la coyuntura, entre otros, son algunos de los malestares con los que ha tenido que lidiar. Lamentó que en ocasiones no ha visitado familiares enfermos, debido a su situación, ya que la defensa baja es una condición de riesgo.
“Dios da las grandes batallas a sus mejores guerreros. Mi vida se ha transformado tanto que hoy soy otra Zulenny”, dijo.