Socialistas ganan fuerzas en urnas

Socialistas ganan fuerzas en urnas

PARIS,  (AFP) – Sus 190 escaños fueron una sorpresa incluso para ellos mismos: los socialistas franceses, que parecían condenados a un humillante fracaso, incrementaron sus diputados, aunque siguen atravesando una crisis interna, agravada por la separación de Ségolène Royal y François Hollande.

 Frente a una derecha que amenazaba con arrasar todo a su paso, la oposición de izquierda en la Asamblea nacional francesa será finalmente audible hasta 2012, pero esta situación no puede retrasar de nuevo su renovación, explicó el analista Renaud Dely el lunes a la prensa.

 La primera consecuencia para los socialistas de este balón de oxígeno electoral es que el primer secretario del partido, François Hollande, podrá permanecer en su puesto al menos hasta el próximo congreso de 2008, tal y como él esperaba.

 Sin embargo, la guerra por su sucesión ha comenzado y no fue fruto de la casualidad que la ruptura entre el primer secretario y la ex candidata presidencial se hiciera pública justo tras el cierre de las urnas el domingo.

 Según Hollande, esta ruptura «no tendrá consecuencias políticas puesto que no tiene causas políticas».

 No obstante, las diferencias de la pareja sobre la manera de dirigir el partido eran flagrantes en los últimos meses y Royal, en práctica, se comportaba ya como líder de la formación.

 Las relaciones con los centristas, la forma de dirigir la campaña de las presidenciales y de las legislativas posteriormente, las prioridades del proyecto socialista o las reformas necesarias eran claros ejemplos de sus divergencias.

 «Entramos en una nueva etapa y había llegado el momento de dejar claras las cosas», aseguró Royal el domingo, refiriéndose a la ruptura, que pone fin a casi 30 años de relación y atribuyéndola indirectamente a una relación sentimental paralela de Hollande.

 Su ex compañero, irónico y con bastante sentido del humor, no había escatimado pequeñas puñaladas en los últimos días, sobre todo después de que Royal tomara la iniciativa de llamar por teléfono al líder centrista François Bayrou entre la primera y segunda vuelta de los comicios para intentar un acercamiento.

 «Estamos en una democracia telefónica», aseguró Hollande en estos días, antes de desacreditar públicamente a Royal: «Yo ya sabía que Bayrou no se aliaría ni con nosotros ni con nadie».

 Para los socialistas, este divorcio sentimental sí tendrá consecuencias en la vida diaria del partido pero la mayoría serán positivas. «Había algo que molestaba. La pareja era como el triángulo de las Bermudas socialista: todos dábamos un rodeo para evitar ser arrastrados», resumió Claude Bartolone.

 Más libre que nunca a partir de ahora, Royal no oculta su deseo de llevar a cabo la renovación del partido que inició en solitario cuando era candidata a las presidenciales y de sustituir a Hollande el año que viene si su proyecto es aprobado por una mayoría de afiliados.  «El problema de la renovación no es sólo decir que queremos cambiar de primer secretario: hay que cambiar de espíritu, tener la capacidad de respetarse, reflexionar y dialogar a fondo», recordó Stephane Le Foll.

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