Socialistas vuelven al poder tras atentados del 11 M en España

Socialistas vuelven al poder tras atentados del 11 M en España

MADRID (EFE). El PSOE se convierte en el primer partido que en la etapa democrática de España logra recuperar el poder, tras perderlo ocho años atrás a manos del PP, al conseguir unos resultados que culminan su proceso de relevo interno y reafirman el liderazgo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

Una vez más, las encuestas realizadas a lo largo de la campaña para los comicios generales del domingo no tuvieron nada que ver con los datos finales, unos resultados que se incluyen en el listado de consecuencias de los atentados terroristas perpetrados esta semana en Madrid.

La respuesta a esas acciones, que han causado 200 muertos, fue una masiva afluencia de votantes a las urnas, superando en más de ocho puntos la participación de hace cuatro años y dando un vuelco al mapa del Congreso de los Diputados hasta situar a los socialistas como primera fuerza política con 164 escaños, 39 más que en la anterior legislatura.

Una mayoría que obligará a Zapatero a lograr el respaldo de otras formaciones para su investidura, debido a que necesita sumar a los votos de sus diputados doce escaños de los 350 que integran la cámara baja.

No es la primera vez que los socialistas se encuentran ante esa tesitura, ya que tras los comicios de 1993 obtuvieron 159 diputados y gobernaron con el apoyo de los nacionalistas moderados catalanes de Convergencia y Unión (CiU).

En esta ocasión los diputados que necesitan para sumar la mayoría absoluta del Congreso permiten hacer diversas combinaciones, entre las que se encuentra un eje PSOE CiU Coalición Canaria (CC) o un acuerdo PSOE, Izquierda Unida (IU) y los independentista de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), réplica del tripartito al frente de la región de Cataluña.

Esa era una de las principales amenazas de las que, en caso de victoria socialista, había alertado durante la campaña el candidato del Partido Popular (PP) a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, máxime tras la reunión que el líder de los independentistas catalanes, Josep Lluís Carod Rovira, había mantenido con la dirección de ETA.

Pero Carod Rovira rentabilizó ayer las críticas para ser un de los grandes vencedores de la jornada y, con ocho escaños, situar a su formación como cuarta fuerza política del España, sólo por detrás de socialistas, populares y CiU.

El PP verá reducido en 35 el número de sus escaños, al pasar de 183 a 148, y CiU se suma también al listado de partidos que ven mermar su grupo parlamentario, perdiendo cinco de los quince de que ha disfrutado en la última legislatura.

Izquierda Unida desciende dos peldaños y se sitúa como sexta fuerza al pasar de nueve a cinco escaños, superada también por el Partido Nacionalista Vasco (PNV) después de que éste revalidara los siete diputados obtenidos en 2000.

El mapa político abre la puerta a una legislatura en la que será inevitable el diálogo.

A la espera de la evolución de los acontecimientos y de que se despejen las cábalas que a partir de hoy empezarán a cruzarse sobre cuestiones como quiénes pasarán a tener responsabilidades en el futuro Gobierno, en la noche electoral primaron las buenas palabras y los ofrecimientos de colaboración.

En esa línea fueron las intervenciones de Zapatero y de Rajoy, el primero entre vítores de militantes y simpatizantes y el segundo flanqueado por el presidente y el vicepresidente primero del Gobierno español, José María Aznar y Rodrigo Rato, respectivamente.

El secretario general del PP pidió para España estabilidad institucional y un Gobierno con capacidad de decisión, mientras que Zapatero garantizó un “cambio tranquilo”, ejercer el poder desde la humildad y, desde mañana, trabajar por España.

Un país que llevará inevitablemente asociado a los comicios de ayer el recuerdo a las víctimas de los atentados terroristas de Madrid.

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