Sociedad atormentada por los temores

Sociedad atormentada por los temores

En los albores de una indeseada reforma fiscal, sus efectos ya han comenzado a sentirse cuando los empresarios  han iniciado  una carrera de alza de precios en todo lo que se vende, de manera tal, que hasta se empañaron los efectos del Viernes Negro local, por la competencia del alza en otros productos de consumo masivo.

 Y para no quedarse atrás, las tarifas eléctricas sufrieron un reajuste, pese a las declaraciones de que el precio del kilovatio permanecería inalterado, esto, junto al alza de la prima del dólar, nos permite darnos cuenta de cómo el alza de precios, estimulada por los empresarios y la reforma fiscal, es para golpear duramente el bolsillo de los consumidores.

 Pese a que el nivel de inflación se proclama como bajo, y que apenas no supera el 4%, la realidad, monda y lironda, es que las amas de casa, con sus compras en los supermercados, perciben su alza en más de un 10% de lo que eran tan solo el pasado mes de agosto. Todo esto incide en un malestar que estimula  a un mayor grupo de adherentes de la clase media, que despojada de su timidez de los pasados 50 años, busca recuperar un protagonismo que ya lo vivieron aquellas generaciones de jóvenes, que en 1960 y en 1961 les salieron al frente a la dictadura de Trujillo para motorizar su derrocamiento.

 Son ingredientes para un sancocho de sabor indefinido, que llevaría más malestar a la gente que aun con su regalía a punto de recibirse sabe de antemano que ni siquiera podrían abonar a las deudas que arrastran desde hace meses. Ahora se están dando las condiciones para que Pro Consumidor refuerce su látigo del comportamiento legal a quienes todavía pretenden producir artículos de mala calidad.

 La economía subterránea, fruto del intenso lavado local y dominadora de las actividades económicas, es responsable de las distorsiones que impiden a las protestas adquirir  otro nivel de perturbación social, que siempre lleva a enfrentamientos, y que lo visto hasta ahora, propulsado por la popularidad de las redes sociales, no pasaría de ese nivel de protestas, siempre y cuando no se intente apretar más la tuerca, o permanezcan sin atacar los focos evidentes de una corrupción que ya hizo mucho daño al país.

El principal combustible para las protestas sociales, que tan de moda están a nivel universal, por la inequidad con que nos dirigen los políticos,  ha permitido  a las generaciones de jóvenes dominicanos  insertarse en la moda de protestar, casi sin temer a verse maltratado, que anteriormente y muchas veces era mortalmente. El uso masivo de las redes sociales ha creado otro estilo para las protestas.

Bajo el alegato de los economistas y funcionarios, que sentencian  que el país tiene una carga tributaria  baja, de esa manera se pretende suavizar cada una de las reformas fiscales que se han promulgado en los últimos  16 años. Esas reformas han servido solamente para enriquecer a los políticos  y a sus favoritos de ocasión,  empobreciendo  a los demás dominicanos y estimulando  que las protestas en proceso tengan un mayor apoyo.

Es un mal negocio que los precios al detalle se hallan disparado de mala manera, que aun con los precios congelados de los artículos de la canasta básica familiar,  todos los demás integrantes de las necesidades humanas han sido alterados,  con lo que estas Navidades podrían  ser las más austeras del país, desde aquellas de 1963. Esa vez el país lloró  a los jóvenes muertos en descabelladas guerrillas que llevó al sacrificio a muchos elementos valiosos.

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