Soldados torturan soldados

Soldados torturan soldados

BOGOTA, (AFP) – El castigo físico a 18 soldados de una guarnición del centro de Colombia, que incluyó la quemadura en sus pechos con un hierro para marcar ganado, desató una nueva polémica en el país, hizo declarar «avergonzado» al comandante del Ejército y desató cambios en la cúpula militar.

   «Es un hecho vergonzoso para nosotros. Es una vergüenza, realmente, porque no es un comportamiento generalizado en el Ejército. Es un caso desafortunado de una actuación irresponsable de unos comandantes que tendrán que pagar por lo que hicieron», dijo el general Reynaldo Castellanos, comandante del Ejército.

   Según la denuncia, los 18 soldados «fueron vendados, sentados en sillas calientes y quemados en el pecho con hierro para marcar ganado, en forma de herradura, porque no superaron una práctica de entrenamiento en la que participaron 66 soldados regulares el pasado 25 de enero».

   En declaraciones a medios locales, el oficial anunció el retiro del coronel Rubén Hernández, comandante del Batallón Patriotas de la ciudad de Honda (200 km al sur de Bogotá), responsable del Centro de Instrucción y Entrenamiento  del Ejército, ubicado en el municipio de Piedras, donde ocurrió la tortura.

   Una vez conocidas las denuncias, Hernández dijo a los padres de los soldados -todos de extracción campesina y muy humilde-, que la versión de las torturas era mentira. «Tienen que tranquilizarse. Todo es mentira y todos nuestros generales han pasado por esto. Así es que nos formamos», les dijo el oficial.

   «Tengo que admitir que fue el comportamiento de dos o tres personas, y por ello se les debe castigar con todo el peso, ante unos hechos graves, los cuales condenamos y consideramos inadmisibles», añadió Castellanos tras señalar que los responsables «tendrán que responder penal y disciplinariamente».

   En un comunicado de prensa, el ministerio de Defensa instó a los uniformados a «respetar y a hacer respetar los Derechos Humanos de los colombianos, por lo cual deberán adoptarse de inmediato las medidas que conduzcan a la reparación de las víctimas y que situaciones como la ocurrida no vuelvan a presentarse».

   Según reportes médicos, el castigo con el hierro caliente les provocó a los soldados -que fueron reclutados hace cuatro meses- quemaduras de segundo y tercer grado. «Todos quedaron con la marca de una herradura», señaló el reporte médico.

   De acuerdo con las denuncias, los soldados fueron amarrados a varios árboles, con sus ojos vendados y luego golpeados por los instructores que los adiestraban en una táctica denominada «Pista de evasión y escape».

   Las torturas también incluyeron denigrantes ataques sexuales y pruebas de asfixia y ahogamientos, según relató el soldado Andrés Mejía, una de las víctimas, a la revista Semana -cuyo último número comenzó a circular este domingo y que presentó testimonios y fotografías de los hechos-.

   «Mi dragoneante Lora se acercó y me chuzaba con un palo en el ano y me gritaba que me iba a violar. Mi cabo Lora después de haberme restregado el pene de Sánchez en la boca, se arrodilló frente a mi cara, me cogió de las orejas y me empujaba la cabeza hacia sus genitales», narró.

   Los ejercicios hacían parte del curso de resistencia, evasión y escape, cuyo objetivo era preparar a los militares para sobrevivir en la selva y qué hacer en el caso de caer atrapados por miembros de los grupos rebeldes que operan en las selvas colombianas.

   «Yo hice lo que a mí me enseñaron», aseguró a la justicia penal militar el cabo José Rafael Tarazona, uno de los acusados de cometer las torturas y para quien las prácticas militares «son parte de un entrenamiento normal».

   «Nosotros no podemos tocar al soldado en la instrucción, no podemos ‘darle palo’ (pegarles). Por eso, si hubo excesos tienen que responder los instructores», aseguró el general Carlos Suárez, comandante de la V División del Ejército, con jurisdicción en la zona donde ocurrió el hecho.

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