Solidaridad

Solidaridad

El huracán y las lluvias torrenciales que han afectado al país en el último año han puesto de manifiesto el espíritu de solidaridad de los dominicanos para asistir a los necesitados. 

En este año, Jimaní fue arrasado y hubo inundaciones atroces en el noroeste y el nordeste. Jimaní y Haití fueron el centro de la atención mundial por la inmensa pobreza que padece esa zona, pero también hubo daños graves en otras regiones.

Ahora, el huracán Jeanne ha puesto a prueba nuevamente a los dominicanos. Las lluvias provocaron inundaciones que han afectado casi todo el territorio nacional.

En el Este, por donde entró el huracán con todo su poder, los desastres todavía no han sido totalmente cuantificados, pero por lo que se informa cada día las pérdidas son cuantiosísimas.

Por los reclamos, cada vez más desesperados, de las autoridades locales y de los damnificados, es evidente que el esfuerzo oficial no será suficiente para asistir a los afectados y se está al borde de que se desate un desastre.

Es urgente que se vuelque la buena voluntad de toda la población hacia las comunidades afectadas.

Por el cuadro que se describe de las comunidades rurales de Higüey y El Seibo, se está al borde de una hambruna generalizada.

La mayor parte de las áreas rurales están aisladas y las lluvias mantienen crecidos los ríos, lo que impide el paso por tierra de la asistencia. La agricultura fue arrasada y los acueductos dañados.

Los ríos, desde hace tiempo seriamente contaminados por las actividades agrícolas y pecuarias, han dejado de ser fuentes confiables para el consumo de agua, pero las personas están recurriendo a su uso porque se carece de otras fuentes.

Hay una situación que reclama que cada ciudadano aporte alguna ayuda, no importa cuán pequeña sea. Debemos, otra vez, poner a prueba nuestro sentido de la solidaridad.

El esfuerzo de las autoridades no será suficiente por sí solo ante este cuadro que produce pavor e indignación. Es necesario que haya una conjugación de esfuerzos.

-II-

La región Este es una de las más despobladas, pero al mismo tiempo una de las más pobres.

La principal fuente económica es la industria de la caña, la ganadería y el turismo.

La caña se ha mermado considerablemente en los últimos años y el turismo ha sido seriamente dañado por el huracán. La ganadería es una de las más frágiles víctimas cuando se producen inundaciones y ciclones. Sus pérdidas son masivas, por lo regular.

La otra víctima fácil de las inundaciones y los vientos fue la agricultura de la zona.

Con excepción de las carnes, la mayor cantidad de alimentos que se consume en la zona llega, tradicionalmente, de otras regiones, principalmente del Cibao.

La agricultura es escasa en todo el Este y su mayor producción es el arroz en una zona estrecha franja de la costa noreste de Higüey, que hasta hace pocos años eran marismas y pantanos, y las naranjas en Hato Mayor. Ya otro ciclón afectó seriamente las siembras de palma africana en Hato Mayor y Monte Plata, y cuando aún no se han recuperado nuevamente han sido golpeados.

El café y el cacao, aunque han dejado de ser señeros en El Seibo, también son importantes todavía. Los víveres, como la yautía, el plátano y la yuca, son importantes en áreas próximas a Los Haitises, pero todos estos renglones son víctimas fáciles también de las corrientes, las inundaciones y los vientos.

Aislados y sin asistencia esas personas no podrán sobrevivir mucho tiempo. Vistas así las cosas planteamos que se necesita la solidaridad de todo ciudadano.

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