Solidaridad con USA

Solidaridad con USA

UBI RIVAS
En los apremiantes momentos de tragedia que confrontamos los seres humanos, como los países, lo importante es la manifestación espontánea de la solidaridad, que debe, tiene que anular cualquier desavenencia, resentimiento, reyerta, animosidad y todos los colaterales instintos humanos suscritos en el enanismo de la especie. Es lo que acontece ahora con las secuelas trágicas, terribles, del huracán Katrina, que se abalanzó el 29 de agosto último sobre los estados norteamericanos de Louisiana y Alabama, devastando en el primero a la histórica ciudad de Nueva Orleans y en la segunda al importante centro turístico de Biloxi.

La respuesta adecuada a la logística para socorrer en el tiempo más breve posible y con la mayor eficacia, ha sido un fallo colosal de la administración Bush jr., lo que censuran los principales medios de información de Estados Unidos y de lo cual este servidor dejó también constancia en su entrega del día seis del presente mes de septiembre, en HOY.

Las escenas de rescates, intimidación por las fuerzas de seguridad desplegadas en Nueva Orleans para que reticentes propietarios abandonen sus viviendas anegadas a diez días de la tragedia, en zonas más secas cadáveres dispersos rodeados de perros, la contaminación de cientos, miles de cadáveres sepultos en las aguas, se teme desaten epidemias en las vías intestinales y en la sangre por enjambres de mosquitos.

En estos lúgubres momentos por que atraviesan cientos de miles de seres humanos, norteamericanos pero sobre todo, latinos indocumentados, negros, blancos, pobres, clase media, ricos, es menester extender a plenitud las manos, la ayuda, para mitigar las penurias y agilizar las ciclópeas labores de restauración de las áreas afectadas, destruidas, sepultas en las aguas.

Aquí también resulta algo parecido con los deslizamientos y también inundaciones en Sánchez y Tamboril, y pocos dicen algo.

Pero en lo concerniente a Katrina en Louisiana y Alabama, es menester expresar algunas consideraciones referente a la ayuda internacional que han ofrecido algunos países «pichicateros», timoratos, como Japón, que debe su actual prosperidad no solamente a la acción taumatúrgica del general cinco estrellas Douglas MacArthur, luego de la destrucción de Hiroshima y Nagasaki por las bombas A, y la colosal inversión post-segunda guerra mundial, de la cosecha de MacArthur, y también a la fusión de transnacionales USA con japonesas.

Los ejemplos más sobresalientes de deponer querellas y sobreponerlas al imperativo de la solidaridad, incuestionable e innegablemente la han mostrado tanto el presidente venezolano Hugo Chávez, que ofreció un millón de galones de gasolina gratis y el presidente cubano Fidel Castro, que ofreció 1,500 médicos equipados con 24.6 toneladas de medicinas made in Cuba, en lo que Cuba es causa de admiración mundial, conjuntamente con la alfabetización y la ciencia.

De ninguna manera oteo que se trata, en ambos casos, de poses, porque ni Fidel ni Chávez son estadistas de poses, sino auténticos líderes, y los auténticos líderes no recurren a muletas de poses, porque sus avales están granitizados en acciones que todos conocemos, y en el caso del comandante cubano, por 46 años de coherencia impar.

Revelan las posiciones de estos dos grandes líderes, que los atributos humanos están por encima de las trivialidades de los disensos, que los gobiernos, como los hombres, pasan pero los hechos, las acciones hermosas, permanecen, son perennes, como ciertos árboles que no se deshojan.

Las ofertas de ambos líderes ponen en suspenso y no aceptarlas, se inscriben en los ámbitos de la soberbia, la prepotencia y el engreimiento de los que se creen todo lo pueden, inclusive anular la censura.

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