Solidaridad, injerencia, indiferencia

Solidaridad, injerencia, indiferencia

La solidaridad es ilimitada en tiempo y espacio, y muchas veces reciprocada. Solidaridad solicitó Núñez de Cáceres a Bolívar, procurando protección para consolidar nuestra efímera primera independencia. El solidario senador Charles Sumner, autor de “La Viña de Naboth”, impidió que el congreso americano aprobara el tratado de anexión de Buenaventura Báez y el presidente Ulises Grant para desaparecernos como país independiente y crear el “Estado de Santo Domingo”. Sumner también bloqueó la entrega de Samaná a los americanos. El presidente Heureaux fue solidario con José Martí, proveyéndole apoyo moral y monetario para la independencia cubana. Solidario fue Máximo Gómez, cuyas guerrillas independizaron a Cuba.
Durante la ocupación americana, fue solidario el presidente argentino Hipólito Irigoyen ordenando al capitán de un barco de su país, que estaba frente a nuestras costas:“…arríe nuestro pabellón, ice la bandera dominicana y salúdela con 21 cañonazos”. Solidario fue Francisco Villaespesa que fortaleció el patriotismo con su poema “Canto a Santo Domingo”. Fuimos solidarios recibiendo al joven exiliado Rómulo Betancourt, que en 1929 publicó aquí su libro “En las huellas de la pezuña”.
Solidario fue Sumner Welles, Sub-Secretario de Estado, estrecho colaborador del presidente Roosevelt, utilizando todo su poder para denunciar en Estados Unidos el despotismo de Trujillo. Solidario fue el presidente Haitiano Elie Lescott apoyando la invasión de Cayo Confites, entregándole personalmente a Juan Bosch, en noviembre de 1945, la astronómica suma de 25,000 dólares de aquella época. Solidarios fueron Juan José Arévalo, Grau San Martín, José Figueres, coadyuvando las gestas de Cayo Confites y Luperón, y Rómulo Betancourt, a quien Trujillo intentó asesinar. Solidaridad ofreció a Costa Rica el general “Juancito” Rodríguez, aportando el armamento que no pudo usarse en Cayo Confites y que permitió a Figueres instaurar la democracia en ese país. Solidaria fue la incipiente e idealista Revolución Cubana, propiciando las expediciones de la Raza Inmortal en Junio 1959.
Solidario fue Juan XXIII nombrando al decidido Nuncio Lino Zanini, que enfrentó a Trujillo. Solidarios fueron en 1965 el diplomático venezolano José Antonio Mayobre y Pablo Neruda, con su “Versainograma a Santo Domingo”. Solidarios fueron el gobernador de Puerto Rico Luis Muñoz Marín y el rector de la Universidad, Jaime Benítez, quienes, estando derrocado y exiliado, nombraron a Juan Bosch “Escritor Residente” de esa academia. Solidarios fueron los “Liberales de Washington” y el presidente Carter, que invitó a Balaguer a la firma del Tratado Torrijos-Carter y aprovechó la ocasión para elogiarlo y reiterarle personalmente a Balaguer la Doctrina Carter de Derechos Humanos y que las elecciones de 1978 debían ser limpias.
Solidarios fueron líderes de la prestigiosa Internacional Socialista Willy Brandt, Francois Mitterrand, Oloff Palme, Bernt Carlsson, Bettino Craxi, Leonel Brizola, demandando democracia en nuestro país, resaltando el primer ministro portugués, Mario Soares, participante en las caravanas de Santo Domingo que sepultaron el régimen de los 12 años. Solidario fue Carlos Andrés Pérez reuniendo en el Palacio de Miraflores al liderazgo político-empresarial venezolano cerrando filas a favor de la democracia dominicana y, subsecuentemente, llamando a Balaguer -al igual que Carter- para señalarle que su victoria, basada en fuerza militar, era inaceptable. Solidario fue Juan Pablo II con Lech Walessa para liberar a Polonia. John Graham y Michael Skol – el de “los dardos de los partos” — fueron solidarios repudiando el fraude electoral y propiciando el Pacto por la Democracia de 1994.
No significó solidaridad, sino injerencia pecaminosa la visita al país de Lula, a principios del 2013, como ejecutor de una doctrina geopolítica de dominio mercantilista, expoliadora de nuestros pueblos, bajo la consigna: “Latinoamérica, El Caribe y África para Odebrecht”. Reunidos, Lula y el Presidente Medina materializaron tratativas para engendrar Punta Catalina. La injerencia se magnificó instalando acá la “División de Operaciones Estructuradas”, encargada de pagar sobornos de Odebrecht a nivel mundial.
Martí recibió con gratitud el apoyo del presidente Heureaux a su gran causa, sin enrostrarle sus defectos como gobernante. Bosch recibió, sobrecogido, el apoyo de Lescott, sin satanizarlo porque había sido protegido de Trujillo. Asimilemos el aleccionador comportamiento, basado en principios, de esos luchadores. Recibamos y recabemos, dignamente, la solidaridad de países y personajes aliados en nuestras luchas para restaurar la democracia. Solidaridad no implica injerencia, y mucho menos indiferencia ante la re-reelección y el continuismo !Gloria a las Gestas de Luperón de Junio 1949, y de Constanza, Maimón y Estero Hondo de Junio 1959!

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