Solidarios con un justo reclamo

Solidarios con un justo reclamo

Con vigor y reiteradamente hemos exigido controles efectivos y rigurosos sobre la importación, comercialización, almacenaje, uso y manejo de sustancias tóxicas altamente letales, en particular algunas que han sido descontinuadas en el exterior por la extrema peligrosidad de sus efectos primarios y residuales. Hemos censurado el uso descontrolado de pesticidas y plaguicidas, así como el escaso control sobre la instalación de empresas fumigadoras.

Hoy volvemos sobre este tema y lo hacemos en solidaridad con el reclamo de controles en el uso de venenos hecho por el señor José Mármol, vicepresidente ejecutivo de Relaciones Públicas y Comunicaciones del Banco Popular Dominicano, cuyo hijo mayor y la esposa de éste resultaron gravemente intoxicados al infiltrarse en su residencia una sustancia letal empleada en la fumigación de un apartamento aledaño al suyo. Hacemos votos por la absoluta recuperación de la salud de esta pareja.

Un Estado debe tener control absoluto sobre todo lo que pueda poner en peligro la salud o la vida de sus súbditos. Aquí seguimos importando y usando sustancias prohibidas en naciones desarrolladas, y el inventario incluye una gama que va desde agroquímicos hasta medicinas. El Ministerio de Medio Ambiente, ProConsumidor y otras dependencias oficiales tienen que tomar cartas en este asunto.

LA MEDICINA VISTE DE LUTO

El doctor Héctor Mateo Martínez, fundador del Instituto Dominicano de Cardiología y que asumió esta especialidad médica como un sacerdocio, falleció ayer de madrugada a los 93 años, aquejado de una aguda enfermedad. Su muerte es una gran pérdida para la medicina, en especial para la cardiología y para cientos de pacientes que recuperaron la salud bajo sus atenciones.
Mateo Martínez nació en Cotuí en 1921 y tras cursar la secundaria ingresó en 1941 a la universidad estatal, donde se hizo médico. Ejerció la profesión por primera vez en Elías Piña y El Cercado, y más adelante prestó servicios en el hospital Juan Pablo Pina, de San Cristóbal. Hizo su postgrado en cardiología en la Universidad de Minnesota. En 1962 fue designado director de Cardiología en el Hospital Infantil Robert Reid Cabral. Paz a sus restos.

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