Si usted asocia esta frase con la ausencia de un suculento plato… ¡Está nadando contra la corriente y soñando con pajaritos preñados!
“Por un principio de la física, todo lo que entra con fluidez por un lado, al tiempo debe salir por el otro… ¡antes de que explote el que lo recibe!”… piensa Píndaro, quien ha estado observando la nueva corriente educativa en el sector público del país. Las dos palabras más usadas son ‘Tanda extendida’…
Se nos presentan a las nuevas generaciones como el descubrimiento del agua tibia… y se manipula… No sabemos, por qué ante estas nuevas generaciones no se sincera esa decisión que, por demás, es muy acertada.
“Recuerdo” –comenta Píndaro- “cuando hace unas décadas estudiábamos en primaria y secundaria y las horas de clases terminaban a las cuatro de la tarde…. ¡Nadie protestaba porque eso era así!… Lo chulo era que la cosa era al revés de ahora… Las escuelas privadas, mantenían a sus estudiantes hasta esa hora, mientras las públicas terminaban a la una de la tarde… Y, los resultados eran de excelencia en los colegios privados y muy cuestionables en las escuelas públicas…” sigue cabilando Píndaro.
“Pero… ¿por qué te ha dado con tocar esa tecla, amigo Píndaro?” … pregunta Librito.
“Es que me preocupa, que no se ocupen de pasar balance de los años de enseñanza y se intente, cada vez más, inventar nuevos modelos… Por ejemplo…. ¿Cómo es posible que, con esa historia de éxito en la enseñanza de hace unas décadas-que dio por resultado el que hoy tengamos a valiosos educadores activos o retirados, pero vivitos y coleando-, no se aproveche más de sus experiencias?”
“Es más… lo extraño es que, mientras los colegios privados ahora mantienen horarios hasta el mediodía, los centros públicos van a toda marcha hasta la ‘tanda extendida’ a partir del año que viene… Y, yo me pregunto: ¿Es que el sector privado –salvo honrosas excepciones- está descuidando el futuro de sus alunmos por aumentar la productividad interna de las operaciones de sus centros?… O, ¿es que las escuelas públicas se han puesto las pilas, para encaminar una lucha hacia la socializaciónde la educación, en las mismas narices del sector privado?”
“Mientras los pagos por la educación privada se dolarizan y presionan cada día más a los padres y madres que están dominicanizados hasta el tuétano en sus ingresos, un segmento de sus hijos dilapida gran parte del resto de lo que tienen, y la escuela no hace nada por evitarlo. Simultáneamente, el acceso a la educación pública parece ganar terreno al facilitar alimentación en los niveles básicos y ofrecer, a esos jóvenes estudiantes de estratos de menores ingresos, una oportunidad adicional de tener, por lo menos, una aspiración que llenar…”.
Todo lo anterior mortifica a Píndaro…
Y, lo hace porque entiende que el afán de lucro disfrazado de un sector está por explotar en un futuro no muy lejano… Quizás en menos de una década… Esto, debido a que no son todos los que están, ni están todos los que son…
Mientras, el otro sector hace gala de una ‘bonanza económica inducida’ que intenta crear situaciones socio-políticas -al parecer- bien intencionadas. Sin embargo, sus resultados siempre son cuestionados… por la falta de preparación de una considerable porción de sus educadores, o por su condición de mal remunerados…
Una situación, pareciera venir a ser común denominador entre los estudiantes, los que hacen gala de su nombre compuesto: “Estudia-antes”… Parecen ignorar, que no sólo de pan vive el hombre… Hay que meterle a esas cabecitas la enseñanza…
En medio de este maremagnum de pensamientos, Píndaro mete su cuchara y opina: “Los centros de educación privados debieran abocarse a establecer en lo adelante un horario, al igual que los que son llamados públicos, de hasta las cuatro de la tarde… Con ello, menos estudiantes estarán en las calles… Más estudiantes serán guiados a formarse con sus propios criterios en ambientes controlados… guiados… y menos expuestos a lo abierto y permisivo… Y, sus padres podrían dedicar más tiempo a realmente retomar las bases de estructuras familares donde prime el equipo y la convivencia.. Y, no la competencia entre ellos mismos… Digo… competencia que hoy –lamentablemente- se da entre padres e hijos”.