En mis entregas a Hoy del 25 y 26 de marzo, expuse lo que siempre he creído concerniente al asesinato del afecto de excepción que fue para mí Orlando Martínez Howley, sin partidismos políticos que nunca he militado, mucho menos comunista, el fiasco más rotundo de la historia, reseñando sin variación, cuanto percibo y creo en cada caso y hecho.
Expuse y sostengo la versión original del crimen, reiterando que conforme a cuanto indagué, sin contaminación alguna, el entonces jefe de la FAD mayor general paracaidista Salvador Lluberes Montás (Chinino), no ordenó asesinar a Orlando, como conforme a mis informaciones, nunca ordenó asesinar ni asesinó personalmente a nadie, y su actuación en la Operación Limpieza durante la Guerra de Abril l965, se inscribe en acciones de guerra, donde el primer crimen es contra la verdad.
No defiendo a nadie nunca en particular, sino que siempre honro a la verdad que debe constituir la espina dorsal de un comunicador y un escritor, como me concierne en ambos casos.
La motivación de esta entrega responde a una noticia sin firma, insertada en El Nacional del 27 de marzo reciente, donde entre otras expresiones, dice:
“Sin embargo para algunos considerados defensores de Lluberes Montás, lo que hizo fue ordenar darle una golpiza al periodista Orlando Martínez, orden que terminó en un asesinato. Los victimarios alegaron que el comunicador haló un revólver cuando lo enfrentaron”.
Conforme esa fue la única acción que expuse incrimina a Chinino como autor intelectual del hecho de ordenar una golpiza a manera de escarmiento, no ordenar asesinarlo, evidentemente me siento aludido defensor de Chinino en el crimen que se le imputa de ordenar la muerte de Orlando, que reitero, no impartió.
Solo defiendo y honro la verdad, como comunicador, escritor y hombre.