Solo la esperanza de cambio evita un estallido social

Solo la esperanza de cambio evita un estallido social

En el país no se ha producido un  incalculable estallido social en demanda de soluciones, porque se  vislumbran las posibilidades de cambios políticos y de protagonistas en el proceso electoral venidero. Una especie de luz al final del túnel oscuro y tenebroso por el que atraviesa nuestro país, sin que las autoridades  hagan lo suficiente para corregir la situación de desorden generalizado, sobre todo en los sectores populares, pero que ha llegado a salpicar a gran parte de la sociedad.

Porque no solo de pan vive el hombre, pero cuando a la falta de pan se suman tantos problemas como los que acarreamos desde el amanecer ir a las camas, de ninguna manera se puede esperar que las mentes atormentadas o preocupadas de millones de hombres, mujeres y jóvenes se mantengan en un letargo permanente. La inconformidad sin visos de soluciones, generalmente mueven a acciones  cargadas de violencia.

Esa violencia que se vive en las calles ante la dejadez de las autoridades en todos los sentidos. El hecho de que  ya nadie escapa de un atropello, un asalto, un insulto, una amenaza. Todo caro, sin dinero suficiente y al mismo tiempo bajo  temor, mientras dentro del derroche, las autoridades y las cúpulas se acusan y se defienden de escándalos por corrupción o acciones poco éticas.

Ya no hay respeto por nada y casi  por nadie. Las alturas donde viven los que tienen mucho, incluyendo los nuevos ricos y los funcionarios, les impide ver lo que ocurre en las calles en materia de inseguridad;  peor aún, lo que acontece dentro de los hogares de la gente que no tiene quien los defienda; mientras tanto, a los  que han dedicado sus vidas a defender la justicia, la ética, la moral, los pretenden sacrificar para que todo el mundo sea igual.

La gente dice y repite que los dominicanos estamos perdiendo la capacidad para el asombro, y no deja de ser  verdad como un templo. Pero  las autoridades, que tienen la responsabilidad primaria de evitar esas acciones vandálicas, evitar los robos y la corrupción, en vez de actuar, hacer  jornadas de reflexión y trabajar en bajo perfil, por lo menos  como muestra de arrepentimiento, hacen todo lo contrario, pues para ellos, la mejor defensa es el ataque.

Atacar a los que critican, ya sea inventando o acomodando situaciones. Atacar para tratar de desacreditar a quienes pueden servir de voceros autorizados de la necesidad de cambios morales. Arremeter contra todos los que puede exhibir las banderas de la dignidad, mientras algunas voces que se suponen autorizadas, callan porque les temen al cambio. Porque les va muy bien, aunque al resto se los lleve el mismo diablo.

Pero los pueblos son más sabios de lo que muchos piensan. Como  el gobierno no actúa, el pueblo dominicano está esperando la oportunidad para hacerlo. Como no tiene fusiles, tanques, aviones ni poder, cuenta con un importante instrumento de convicción, su voto.  

Publicaciones Relacionadas

Más leídas