¿Solo las monjas?

<p data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2007/01/35BB7A0B-E433-4040-B5FB-5D3F834A2642.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=435 data-eio-rheight=390><noscript><img
style=

Por mucho tiempo los hospitales del Estado fueron administrados y dirigidos por monjas, y bajo su control funcionaron a las mil maravillas.

Actualmente, aunque estas religiosas están fuera de los hospitales, todavía regentean institutos politécnicos y centros de servicio que mantienen en condiciones óptimas.

Las religiosas son celosas guardianes del orden y la limpieza y se caracterizan por estirar el valor de cada peso puesto en sus manos para que las cosas funcionen bien.

En cambio, las escuelas públicas reclaman constante inversión en reparaciones y adquisición de mobiliario y eso solo puede explicarse en el hecho de que son pobremente administradas y dirigidas.

La secretaria de Educación acaba de entregar una importante partida de butacas y otros muebles, como parte de un plan para eliminar un déficit de 254,000 asientos.

El déficit en cuestión no asombra, pues la manera en que son administradas las escuelas y tratados sus muebles no garantiza durabilidad. Parecería que a nadie le duele el patrimonio público.

Hay que encontrar la forma de que los planteles públicos sean manejados con sobriedad y que haya medios para cuidar sus instalaciones y mobiliario.

Se nos ocurre que las asociaciones de padres y amigos, las organizaciones comunitarias, los clubes y las juntas de vecinos podrían contribuir en esa tarea.

No pedimos que las escuelas sean entregadas a religiosas, aunque no estaría mal que se hiciese si es para garantizar que todo funcione como Dios manda.

Solo pretendemos que copiemos la sobriedad y eficiencia con que las religiosas conservan la integridad de los bienes puestos en sus manos.

Los planteles públicos tienen que dejar de ser barriles sin fondo y territorio de nadie.

¿Excedente?
El desglose de la rectificación fiscal detallaba claramente el origen de los ingresos que obtendría el fisco por concepto de impuestos y en virtud del programa de austeridad.

Que se sepa, no fue incluido en ese desglose el estimado correspondiente al freno de la evasión, que es bastante significativa en cuanto al Itebis, con la puesta en vigencia del Número de Comprobante Fiscal (NCF).

Al concebir la rectificación fiscal, el Gobierno citó dos montos iguales: RD$17,500 millones que provendrían de la modificación tributaria, y una partida igual que se derivaría de la austeridad, de los recortes al presupuesto nacional.

Sin embargo, hay una estimación de ingresos basada en la eficiencia del cobro que garantizará el NCF que no está consignada como partida de la rectificación fiscal ni del presupuesto general.

Se trata de la aplicación de un mejor control del cobro de impuestos ya existentes que habrá que considerar como excedente sobre las estimaciones de ingresos basadas en los niveles de cobranza actuales, antes de la vigencia del NCF. ¿No es así?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas