Solo no se gana; divididos menos

Solo no se gana; divididos menos

RAFAEL TORIBIO
Nuestra historia política y partidaria permite afirmar que ningún partido puede ganar las elecciones presidenciales con sólo los votos de sus militantes. En las últimas elecciones se ha producido una alta volatilidad en los votantes, manifestado en un trasiego de votos que en unas elecciones favorece a determinado candidato o partido, pero en las siguientes muestran preferencias por otros.

El descontento con las ejecutorias y las promesas incumplidas no se manifiesta en el aumento de la abstención, sino en la mudanza hacia una nueva oferta de esperanza. Esta trashumancia de votantes es lo que puede explicar que un candidato-partido gane en una primera vuelta y pierda, también en la primera vuelta, en las elecciones siguientes.

Cara a las próximas elecciones presidenciales los partidos mayoritarios se encuentran en situaciones diferentes, con particularidades que es conveniente retener, para vislumbrar lo que pudiera suceder.

El Partido Revolucionario Dominicano parece que superó las dificultades internas, producto del enfrentamiento en las primarias por la candidatura a la Presidencia de la República. El candidato que resultó electo de manera abrumadora y se presenta como el candidato de la unidad del partido, sino total, por lo menos en una proporción muy alta. Además, prácticamente la totalidad de los dirigentes y militantes que pertenecieron al sector que fue derrotado, se han integrado a la campaña para tratar de retornar al poder.

En el PRSC todo parece indicar en estos momentos que la marcha conjunta de los Hummers, un helicóptero y la disponibilidad sin límites de recursos económicos, unidos a un pragmatismo salvaje donde todo es válido, apunta al triunfo de un candidato, a pesar de no ser el preferido por la militancia en las encuestas. Si éste fuera el ganador de la contienda interna, es muy probable que una parte significativa del partido no se sienta con mucha disposición para integrarse en cuerpo y alma a la campaña.

En el PLD las cosas se perfilan más problemática que en los dos partidos anteriores, con relación a la unidad necesaria para respaldar al candidato que triunfe en las primarias.

Todo dependerá como termine el enfrentamiento interno que hoy ocurre entre los seguidores de dos de los tres candidatos que se disputan la candidatura a la Presidencia de la República. Lo visto hasta ahora no presagia un final feliz.

Decidido el presidente Fernández a lograr la repostulación por su partido, para luego intentar la reelección, tiene que estar dispuesto a ganar, al costo que sea, porque una derrota sería un duro revés en su carrera política presente y futura. Además, debe ganar de manera contundente, con una amplia diferencia respecto a su contendiente. En ese empeño es posible que se produzcan heridas profundas que dificulten caminar juntos después a vencedores y vencidos. Si, a pesar de todo lo que se haga, finalmente el antiguo Secretario de la Presidencia termina siendo el triunfador, no les será fácil a los derrotados, que hoy se sienten vencedores por un amplio margen, integrase con entusiasmo a la campaña de quién los derrotara.

En cualquier caso, la unidad en el PLD detrás del candidato que triunfe en las primarias parece que será una tarea difícil de lograr. Después de una lucha interna desgarrante, el desgaste natural que produce el ejercicio del poder y la situación económica y social que percibe la ciudadanía, no la que dicen las cifras oficiales, es poco probable que el partido en el gobierno, con cualquiera de los candidatos, logre la victoria en la primera vuelta. Y si hay segunda vuelta, las posibilidades de la victoria disminuyen.

Todo parece indicar que el PLD triunfa si va unido a las elecciones. Al candidato del PRD le será difícil separarse de sectores de su partido que le apoyan pero que a juicio de la ciudadanía son los responsables de un gobierno desastroso y de una derrota vergonzante. Pese a las declaraciones triunfalistas, el PRSC no se percibe, sobre todo con el precandidato con más probabilidades de ganar, como real opción de poder en las próximas elecciones.

Sin embargo, en caso de tener que ir a una segunda vuelta no hay que descartar, reafirmando su vocación de partido bisagra, que haga posible la reedición de la Alianza Rosada. En ese caso, la polarización entre esas dos opciones hace un tanto difícil realizar alguna predicción.

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