«Mi hijo salió a trabajar esa madrugada dejando a su mujer y 3 hijas de 5, 3 y 5 meses de edad, sin pensar que al volver solo encontraría los pedazos de tabla y zink, dejados por la furia del Huracán Georges». Así recuerda Altagracia Mejía el trágico día que el fenómeno atmosférico tocó suelo dominicano hace 27 años.
El huracán, de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, tocó tierra dominicana el 22 de septiembre de 1998 por la provincia La Altagracia y atravesó gran parte del territorio con vientos superiores a los 200 kilómetros por hora y lluvias torrenciales.
Según los registros oficiales, 283 personas perdieron la vida y más de 595 resultaron heridas en el país.


Miles de viviendas fueron destruidas o gravemente afectadas, dejando a decenas de miles de familias sin techo.
La infraestructura vial, eléctrica y agrícola sufrió daños severos, con pérdidas estimadas en más de 2,193 millones de dólares, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Consecuencias sociales y económicas
El ciclón provocó el desbordamiento de ríos, inundaciones masivas y la paralización de servicios básicos. La producción agrícola, especialmente de plátano, arroz y caña de azúcar, quedó devastada, lo que generó una crisis alimentaria y económica en los meses posteriores.
Lecciones aprendidas
Expertos en gestión de riesgos coinciden en que Georges marcó un antes y un después en la preparación del país frente a fenómenos atmosféricos. Tras la tragedia, se fortalecieron los sistemas de alerta temprana, la educación ciudadana en prevención y la coordinación de los organismos de socorro.
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