Solución al problema energético

Solución al problema energético

ALEJANDRO HERRERA CATALINO
En las dos últimas entregas del programa televisivo «Agenda del Presidente», el presidente de la República, doctor Leonel Fernández, y el equipo de la Comisión Nacional de Energía -CNE- integrado por funcionarios altamente calificados, entre los cuales se encuentra Rubén Montás, Radhamés Segura, Francisco Javier García, Arístides Fernández Zucco, Francisco Méndez, y Eduardo Rodríguez, demostraron que tienen claro el diagnóstico para la solución del problema energético, más allá del problema coyuntural y no menos importante, pero básico, de los apagones.

En síntesis, en el equipo energético del gobierno existe la creencia de que en la actualidad hay apagones debido a los problemas financieros. Y que la causa de los problemas financieros son los contratos, las distorsiones, el incremento del precio del petróleo y, a pesar de haberse estabilizado, los altos niveles del tipo de cambio.

En tanto que los problemas energéticos nacionales tienen sus orígenes en el progresivo crecimiento de la demanda interna; el agotamiento de las fuentes de combustibles fósiles a nivel internacional; la no disponibilidad de fuentes energéticas propias y la recepción de señales del mercado indicando que los precios de los carburantes continuarán creciendo. Algunos anticipan que pudiera alcanzar los US$60.0/barril. Adicionalmente, algunos mecanismos institucionales, como los acuerdos de San José y Caracas, tienen un alcance limitado a facilidades de crédito si aumentásemos significativamente el consumo de petróleo. Es decir, que el incentivo de beneficiarnos es significativo si consumimos más, pero de la solución que se trata es la de consumir menos combustibles caros y contaminantes.

Desafortunadamente, las preocupaciones y propuestas de solución de ese equipo, aunque introducen criterios novedosos al priorizar soluciones que eviten o reduzcan problemas ambientales motivando el uso de fuentes energéticas alternativas, lucen bastante tímidas para la magnitud de un problema que rebasa la capacidad del sector público.

A ese respecto la meta para la solución del problema al final del presente mandato es reducir aproximadamente un tercio de uso de fuentes energéticas convencionales, ampliando hasta un 22% el uso de gasolina mezclada con etanol y aumentando la capacidad de generación de energía eólica hasta un 10%. Para ello se contempla someter un proyecto de Ley de incentivo a la producción y uso de energía alternativa dentro de los próximos de 90 días.

Sin embargo, el sector gubernamental insiste en aplicar acciones fallidas enviando circulares a oficinas públicas para reducir uso de aires acondicionados, apagar bombillos, etc.

No obstante la solución es posible. Y tenemos evidencias y propuestas aquí. En el sector hotelero, uno de los más dinámicos ejes de desarrollo, tenemos un caso demostrativo de que el problema energético es posible de resolver. Es un sector que ha tenido que afrontar las mismas dificultades de los demás sectores, incluyendo al gobierno. Fue capaz de independizarse del suministro público mucho antes de la capitalización de la CDE, y hoy se auto-abastece. Ha demostrado haber hecho un uso eficiente y diversificado de distintas fuentes de energías con la utilización de paneles solares y ensayos para el uso de energía eólica. Y, como resultado, hoy no constituye preocupación de cobro, conexiones ilegales o morosidad de pago.

No obstante, el verdadero ejemplo del sector hotelero es haberse convertido, varios años después, en uno de los referente de solución habiendo reducido el consumo marginal energético por turista con acciones como la sustitución de bombillas incandescentes por bombillas de bajo consumo y la habilitación de tarjetas inteligentes en las habitaciones que desconectan los equipos electrónicos y áreas públicas cuando no son necesarios. Lo ha hecho, al parecer, basándose en análisis costo / beneficio, sin una tasa cero.

En cambio, el referente de solución para el sector gubernamental ha sido oportunamente presentado por el Secretario de Industria y Comercio, licenciado Francisco Javier García, al indicar, con toda la razón, que el país se da un lujo que no puede. Y citó el caso de Argentina, país con un ingreso per cápita superior al nuestro, donde él observó, durante dos horas recorridas desde el aeropuerto hasta un hotel, una sola Jeepeta; mientras aquí, en la RD, es posible pasar un tapón de dos horas compuesto por Jeepetas.

Otra medida medianamente positiva es el anuncio hecho por el licenciado Javier García de distribuir, a partir del mes de Julio, dos millones de bombillas de bajo consumo a los sectores pobres. Pero lo malo de esta medida es que su impacto se estaría limitando al regalar las bombillas en vez de invertir los dos millones de dólares que implicará esa medida para el gobierno en un subsidio o exoneración aduanal para todo aquel que desee importar bombillas de bajo consumo. De ser así, se lograría un mayor impacto energético y hasta social porque se beneficiaría un mayor número de familias que podrán comprarlas a bajo precio, tanto quienes tienen un alto consumo energético-clase media-, como los que tienen un bajo consumo -los pobres- que por demás seguirían beneficiándose del subsidio en la tarifa y del PRA.

En consecuencia, la solución del problema energético la tendremos cuando la política energética pueda fijar unos incentivos capaces de hacer rentable el uso de energías alternativas ante los altos precios de las fuentes energéticas convencionales, y cuando en el sector público se pueda mandar una señal contundente a la sociedad de que no podemos continuar dándose el lujo insostenible que se da. Entonces ¿Cuál será la meta del gobierno de reducir el número de Jeepetas al concluir este período? De esa meta se esperaría que, al cabo del presente período, el consumo gubernamental energético habrá de disminuir marginalmente por cada funcionario público.

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