Solución al transporte (1 de 3)

Solución al transporte (1 de 3)

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
Los sistemas de transporte deben ser estudiados con soluciones convenientemente diseñados, con el fin de obtener cuando menos un alivio a la alarmante densidad del tráfico urbano e interurbano en una ciudad como la de Santo Domingo, cuya población de manera continua experimenta un crecimiento poblacional alarmante.

No vamos a entrar en detalles estadísticos, que podrían crear falsos marcos de referencia en razón de que no poseemos datos precisos y actualizados de la verdadera situación imperante en el tránsito de Santo Domingo, y, su periferia de barrios marginados así como las circunstancias y características de la ciudad y además la real situación financiera del cabildo, porque la situación que vamos a sustentar, podríamos correr el riesgo de crear confusiones debido a que las autoridades municipales, por su precariedad económica, aconsejarían sistemas distintos a la solución, que consideramos que mejor se ajusta a la realidad presente y al futuro inmediato, solución que sólo el Estado podría emprenderla ó encargar al sector privado de su implementación. Nos referimos concretamente al transporte elevado y tal vez algunos tramos al subterráneo, aún cuando sabemos que éste último es muy costoso.

Entendemos, que el transporte colectivo elevado es sin lugar a dudas a largo plazo el más económico y de posible rentabilidad y factibilidad de obtener un financiamiento más blando, que cualquier otro sistema conocido. Esto así, si se tiene bien claro, que el precio  del pasaje debe ser ajustado al capital invertido, al mantenimiento y a su vida útil y además, si conocemos que el sistema elevado propuesto supera ciertos índices y el usuario se encuentra en condiciones de pagarlo y el pago recibido por el servicio, es de fácil control, siendo eliminado en el caso de una empresa privada que opere el servicio -los subsidios que siempre resultan onerosas, para el Estado o el municipio y para los contribuyentes que al través de los impuestos son los que en últimas instancias cubren el importe de los mismos, aún aquellos que teniendo que solventarlos, no se encuentran dentro de las zonas de la ciudad donde quede establecido.

Si se hiciera un cálculo con bastante aproximación que incluya costos y gastos de explotación y amortización sobre la base del flujo de pasajeros que usufructuarán el servicio, daría una respuesta terminante en favor del sistema de transporte colectivo elevado, solución más recomendable dentro de la estructura económica de la nación.

Sabemos que muchos técnicos hacen reparo a cualquier sistema nuevo que se contemple aplicar para resolver el déficit del transporte de pasajeros, el cual se considere superior, por la falsa creencia, que puede eliminar o desplazar de manera definitiva a otros en operación, pero eso es un grave error de concepto, puesto que no puede pensarse ni muchos menos aconsejarse en éstos casos, que un determinado tipo de sistema desde sus inicios puede ser extensivo a todos los sectores y urbanizaciones de una ciudad, lo prudente, razonable, económico y práctico, indica que la implantación debe ser parcial, que alivie el congestionamiento de pasajeros en aquellos trayectos de mayor demanda sin perjudicar el servicio en su totalidad, haciendo las sustituciones a la medida de nuevas exigencias y de acuerdo con el aumento de la población, la distribución y los recursos económicos de que disponga la ciudad y según los progresos alcanzados en el sistema.

Por falta de información sobre los costos reales y sin un estudio urbanístico, sin los datos de un censo poblacional de los distintos barrios de la ciudad capital y sin conocimiento de la concentración de la masa laboral y sin la disponibilidad del perfil industrial y las posibles concentraciones, nos tenemos que enfrentar con un problema cuya solución, necesariamente tendrá deficiencias, ya que la comparación de los tipos de sistemas y sus respectivos costos por el tiempo que disponemos para su desarrollo es exageradamente corto, por lo cual no disponemos de cifras ni siquiera ligeramente confiables ni de orientación, por tanto sólo hacemos indicaciones muy generalizadas, que podrán servir de sugerencias u orientaciones para estudiosos de la materia con experiencia y condiciones de profundización. Nuestro propósito no es otro que el de contribuir y el de hacer un llamado a tiempo de como sería la forma más conveniente para desahogar la circulación vehicular de la ciudad, la cual está seriamente amenazada de un estrangulamiento y parálisis en perjuicio de comerciantes, estudiantes, empleados, obreros y toda la comunidad que desenvuelve sus actividades en condiciones caóticas.

No tenemos pretensiones de ningún tipo, ni perseguimos fines de lucro ulteriores, dentro del marco de éste trabajo sólo tratamos destacar la necesidad de buscar una solución práctica con carácter de perdurabilidad, que ha sido debidamente comprobada, renovada y exitosa en grandes y medianas urbes, que pueden ser perfectamente comprobables y que su mejor testimonio son los beneficios fundamentalmente sociales, que han obtenido las ciudades donde funcionan.

Estamos conscientes de la existencia del sistema colectivo por autobuses del sector estatal y del privado y conocemos sus fallas y de su elevado costo de operación y también del servicio individual de carros por puestos (concho) los cuales comparten compañías privadas y de uso personal (carros públicos) y hasta los carros con placas privadas al servicio del transporte urbano además del motoconcho y en reducida escala taxis en el aeropuerto, hoteles y radio taxi, etc., pero con éstos tipos de vehículos no es posible conjurar la grave acumulación de personas que en las esquinas día y noche tratan de llegar desde sus casas al trabajo y viceversa; por consiguiente la solución para descongestionar las vías de Santo Domingo de una manera rápida son tres: a) Tren subterráneo, el cual es altamente costoso, b) planes de ampliación mediante grandes y pequeños autobuses, también bastante costoso (gastos de combustibles, gomas y repuestos y corta vida útil y c) El transporte colectivo elevado.

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