Solución al transporte (2 de 3)

Solución al transporte (2 de 3)

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
Cuando las arterias de una ciudad, resultan insuficientes para recibir la corriente vehicular en circulación, sólo existe una solución: demoler las edificaciones en las zonas de la urbe que pueda ejecutarse éste tipo de trabajo y ensanchar las calles y avenidas que lo requieran para obtener el desahogo del volumen de tránsito ó crear nuevos planos por debajo de la superficie de la tierra (tren subterráneo) o por encima de las calles al nivel que sea requerido. Las condiciones económica locales y las circunstancias, serán las que determinarán cual es la solución más conveniente o la más rápida o la más económica.

Lamentablemente los políticos y no los técnicos serán quienes tendrán la última palabra, pero lo que no se deberá olvidar al preferir el ensanchamiento de vías, es el alto costo de las expropiaciones, demoliciones y nuevas edificaciones y también no se debe olvidar que el costo de las galerias, estaciones e instrumentaciones, desvíos de tuberías de agua potable y negras y desagüe pluvial, resultan hoy en día exageradamente elevadas de tal forma que una obra de ésta naturaleza, resulta incosteable para un país como el nuestro y por consiguiente es prácticamente irrealizable en éstos actuales momentos.

Urge, pues, una solución, que a todas luces es altamente controlable y es el remedio ideal para curar una enfermedad de la ciudad que todos padecemos y sólo a nosotros corresponde aplicarle la medicina: El transporte colectivo elevado.

Una vez ya planteadas mis inquietudes ante la grave situación del transporte en nuestra ciudad de Santo Domingo y viendo que nos venimos deslizando por una pendiente que de no corregirse a tiempo nos veremos envueltos en un caos sin soluciones prácticas, me he puesto a meditar como ciudades en otras latitudes han venido resolviendo sus problemas de congestionamiento de tránsito, aglomeración de personas en las calles sin la mínima posibilidad de llegar o a su trabajo o a sus hogares, no importa la hora del día o la noche y por demás la acentuada desesperación que crea la incertidumbre de no poder conseguir en que trasladarse de un lugar a otro de la ciudad.

Los grandes problemas de transporte en las ciudades comienzan imperceptiblemente con su crecimiento poblacional y si se hace un diagnóstico a tiempo, si se cumplen cabalmente las leyes que rigen la ciudad es fácil y de poco costo las soluciones de tránsito.

Santo Domingo se ha desbordado en todos los sentidos y no existen reglas para contener su crecimiento por tanto es preciso iniciar los estudios para el diseño de un tren elevado, que partiendo de la zona industrial de Haina, pasando por la periferia de Herrera (Avenida Luperón) o la calle Isabel Aguiar, tome la avenida 27 de Febrero hasta la avenida Duarte, siga la Duarte hacia el Norte hasta el mercado nuevo, primera fase) y un ramal que parta del cruce de la avenida Duarte con Pedro Livio Cedeño, tome hacia el Este hasta llegar a Los Minas (II fase) – Desde luego que existan varias opciones de las rutas que deberían atenderse en la primera etapa de la implementación del sistema colectivo elevado.

La tendencia actual en casi todos los países es la adopción de los elevados, porque las dificultades económicas, parecen indicar la conveniencia de que los transportes sean elevados por arriba de la superficie por las siguientes condiciones:

  1. Adecuación de las calles al transporte masivo.
  2. No crea impedimento para tránsito de superficie.
  3. Alta velocidad y mayor capacidad de transporte.
  4. Más disponibilidad de asientos.
  5. Puntualidad en los horarios.
  6. Adaptabilidad del número de vagones.
  7. Rapidez en la construcción.
  8. Menos inversión de capital.
  9. Menor costo de funcionamiento y mantenimiento.
  10. Reducido espacio que ocupan los apoyos de las líneas.
  11. Reducción de los ruidos.
  12. Muy buena seguridad para los pasajeros.
  13. Variable posibilidades de adaptación.
  14. Mínimas interferencias en el tráfico vial durante la construcción.
  15. Bajo costo de implementación en relación con otros sistemas.
  16. Fácil control del costo de los pasajes y de los pasajeros.
  17. Adaptabilidad a las condiciones topográficas de la ciudad.
  18. Disminución de accidentes de tránsito.

Como ya hemos señalado, lo expuesto aquí es un planteamiento general a los organismos oficiales estatales y municipales corresponde si conviene o no, la adopción del sistema de transporte elevado que no hemos permitido sugerir, claro está, asesorados por sus técnicos, éstos últimos que serían los que evaluarían los estudios y las negociaciones posteriores en el caso de considerar que nuestro proyecto es el más conveniente y eficiente.

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