BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Todos los problemas nacionales tienen un montón de buenos estudios, realizados por técnicos nacionales y extranjeros del primer nivel. En los estudios se conjugan la experiencia y los conocimientos científicos y es bueno preguntar ¿por qué no se aplican? Hay suficientes experimentos y experiencias en muchas áreas y un gran cúmulo de recomendaciones no ejecutadas por razones políticas, por desidia, por abulia, por vagabunderías, porque el plan de aquel partido y el de éste y el de más allá poco tiene que ver con soluciones.

Lo que necesitamos es acción, comenzar que en el camino se arregla la carga.

Nada ni nadie es perfecto porque  lo perfecto sólo lo maneja mi compadre Jesucristo. Y si El nos da sabiduría, ingenio, nos ilumina para inventar y descubrir lo que se ha inventado y descubierto ¿cómo es que somos tan torpes que no hacemos lo que corresponde para resolver los problemas?

.Algunos quieren que se «remodelen» los barrios, llenos de callejones de imposible acceso para los extraños, con viviendas de una precariedad que sólo por milagro se sostienen, en el borde del cañón de los ríos, en el cauce seco de las aguas, en las laderas de montañas con inclinación de un 75 por ciento. Eso es echar sal al mar. No es solución.

Pocos hablan de la inversión en educación  cívica, de la solución a los problemas del hambre mediante la capacitación de la gente para el trabajo, mediante un programa de creación de microempresas familiares y caseras.

¿Se ha estudiado cuántas pequeñas empresas de fabricación de piezas para vehículos, de fabricación de piezas para la metalmecánica, de ebanistería, carpintería, sastrería, dulces caseros, muñecas de trapo y etc., se pueden instalar con la mitad de los dineros que se reparten (si es que se reparten todos) en esas «ayudas» de 300 y 500 pesos a familias, en el ahorro en las

contratas de obras públicas, en el ahorro en las compras del Estado, en todas las oficinas y en la guardia y la Policía?

Se pudiera pensar en una gran zona franca alrededor de Santo Domingo, el Distrito y el invento de las dos o tres provincias, se construyan grandes barrios obreros con casas de cuatro pisos y se eliminan los arrabales que circundan la metrópolis.

Si no una zona franca algo que cree fuentes de trabajo.

Nada es fácil, toda solución afectará a uno, dos o muchos.

Lo que hay que romper aquí, ahora, es el círculo vicioso de: falta de educación-pobreza-marginalidad-delincuencia.

Para ello, hay que hacer todos los esfuerzos posibles y ahí están para eso: los partidos políticos, las asociaciones de ricos empresarios, las iglesias católica y cristianas, las juntas de vecinos, las asociaciones de padres y maestros, los grupos estudiantiles, sindicales, de mujeres, deportivos y las autoridades que piensan que matando tígueres van a conquistar la paz. Y así no es.

Las soluciones tienen que ser el resultado de labores conjuntas de toda la sociedad, sin exclusiones.

Alguien tiene que encabezar el esfuerzo.

¿Quién le pone el cascabel al gato?