En política, los presupuestos se van al carajo en cualquier momento. Los Estados Unidos y los países de la Unión Europea, imponen, con una facilidad digna de mejor suerte, que la solución a conflictos políticos en países de distintas latitudes, es la celebración de elecciones libres.
Hay que desmontar eso de “elecciones libres” las cuales, de celebrarse con libertad, respeto a los derechos de todos y con igualdad de oportunidades, son realmente, una vía de solución, pero no la única ni necesariamente la mejor.
La solución de los problemas políticos de cualquier país es tan intrincada como una madeja de hilos enredados, embollados sin ton ni son, dándole vueltas al hilo conductor para aquí y para allá, al final tendremos un embrollo del cual se puede salir con calma, comprensión, inteligencia y tolerancia infinitas.
Ahora mismo se reclaman elecciones libres en Haití, por ejemplo. Y me pregunto ¿elecciones para qué?
Imaginemos el panorama: ahí, al lado nuestro, hay una nación con un desorganizado sistema de Gobierno, si es que se le puede llamar sistema, bajo el cual no hay una pirámide de mando respetada, respetable, una pirámide de mando que obedezca, a una aspiración difícil de administrar y en algunos casos de asimilar: el interés nacional.
De pronto, con la malsana varita de virtud sostenida por las manos de Estados Unidos y la Unión Europea, se entiende que con la celebración de elecciones “libres” se saldrá del estancamiento político del presente.
Mi más que amigo el general(r) Oscar Padilla Medrano fue embajador en Haití y me contaba que no había registro civil, aunque no lo decía con esas palabras, soy de los que piensan que, desde el punto de vista organizacional, Haití no existe y si Haití no existe y no hay registro civil ¿quiénes serán los electores, cuántas veces votará cada persona a la que le compren el voto por 20 dólares? para solo citar una vía de cuestionamiento a unas elecciones “libres”, donde haya igualdad de derechos y se cuenten honestamente los votos.
“No ombe no, qué va” es el título de un cuento del formidable narrador dominicano Rubén Echavarría, no ombe no, qué va, unas elecciones presidenciales, congresuales y municipales no resuelven el problema actual de Haití.
La solución del problema Haití nadie sabe cuál será la más adecuada, si se mira el espejo de naciones africanas descolonizadas hace 40 o 50 años que viven, actúan, sueñan, con Libertad, Igualdad, Fraternidad, divisa de la Revolución Francesa que como un rayo iluminó la humanidad en el siglo 18 y aún sigue siendo la aspiración más elevada del hombre, como dice la declaración de Naciones Unidas.
Solucionar los problemas políticos de cualquier país es muy difícil
Para Estados Unidos y Unión Europea “elecciones libres” es panacea
Nadie sabe cuál será más adecuada solución al problema de Haití