Soluciones propias

Soluciones propias

“¡Olvídense de los políticos!” fue la expresión indignada de un miembro de la iglesia en un momento cuando se sopesaban opciones para resolver un caso preocupante para todos.

La declaración forzó a que se crearan las ideas, las decisiones y las acciones propias que condujeron a una solución satisfactoria.

La congregación en la comunidad se ha convertido en la entidad modelo en cuanto a llenar las necesidades de sus miembros.

A sus arcas nunca ha entrado un solo centavo de algún político y, mucho menos, de un gobierno.

Sin embargo, hay un rincón lleno de comida para cuando alguien pierde el trabajo o se enferma. Ante diagnósticos catastróficos, en esa unión hemos sabidos conseguir todos los recursos para la cura.

Somos una especie del modelo de los “convites” campesinos.

Recientemente la congregación adquirió su propio terreno en un campo santo exclusivo de la ciudad para evitar dolor de cabeza y para despedir de este mundo con alta dignidad a sus difuntos.

Hay un fondo de emergencia para cualquier eventualidad imprevista de un hermano y para las necesidades de las viudas y de los ancianos.

Todo es esfuerzo propio.

Por eso en tiempos de campaña, los hermanos no prestan atención al ruido de las potentes bocinas que, sin respeto alguno, pasan por el frente de la iglesia promoviendo a candidatos insensibles y que no cumplen con nada.

Ciertamente tenemos autoridades, pero la gente vive en medio de la basura. Nunca hay energía eléctrica en la comunidad. Las calles son un solo hoyo y el agua nunca llega. 

En término general, ante las tantas decepciones e ineptitud, los ciudadanos debemos aprender a depender cada día menos de los políticos y, en cambio,  abocarnos a construir nuestras propias soluciones comunitarias de forma conjunta.

Nuestra iglesia aprendió.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas