LA PAZ (AP) .-Aunque mantiene un fuerte apoyo, el gobierno de Evo Morales parece tener dificultades para cruzar el umbral de las promesas y la confrontación de campaña para concretar un programa de gobierno.

Esa es la visión de diversos analistas sobre la gestión del mandatario, que el martes cumplirá los primeros 100 días de gobierno.  Una encuesta publicada el sábado señaló que el apoyo al presidente ha caído de 80% en marzo a 68% en abril debido a una fuerte baja en Santa Cruz, sede de sus más acérrimos opositores.

El abogado y comunicador Carlos Valverde sostiene que agrupaciones políticas y empresariales de la zona ven a Morales como un enemigo de clase.

, e incluso de etnia, y que la base del rechazo no se debe a políticas oficiales contra la región, la más próspera de Bolivia.

Analistas consultados por la AP señalaron que lo más se extraña es la falta de un programa de gobierno, al que le critican el olvido de la gestión para continuar en campaña con la promesa de «refundar de Bolivia’’ en la Asamblea Constituyente, convocada para agosto.

El politólogo Cayetano Llobet, columnista de diversos medios informativos, dijo que «no hay un proyecto de gestión, un proyecto de gobierno claro’’, y menciona como un rasgo igualmente negativo el «innecesario servilismo’’ de Morales hacia el mandatario venezolano Hugo Chávez.

Sostuvo que de seguir así «Morales se va a caer solo’’ porque su gobierno sería «de vuelo corto’’, como el anterior de Carlos Mesa, acosado por sus contradicciones.

También apuntó un punto cuestionable de Morales el «criminalizar’’ a sus adversarios. Los obispos católicos también dijeron el sábado que el gobernante transita por un camino de confrontación reviviendo épocas pasadas que costaron «luto’’ a Bolivia.

Desde que asumió el poder, Morales ha atacado a Washington, a algunos productores y empresarios, a ex presidentes y a sus colegas Alvaro Uribe de Colombia y Alejandro Toledo de Perú. También ha deslizado advertencias hacia algunos medios de prensa.

Para Víctor Hugo Cárdenas, primer y único vicepresidente indígena (1993-1997), Morales no gobierna porque «está en campaña política’’ para ganar por amplio margen la elección de representantes para la Constituyente del 2 de julio.

Agregó que no hay indicios convincentes de que vaya a cumplir sus promesas cómo «la oferta de conseguir mas empleos, de nacionalizar los hidrocarburos, acabar con este modelo económico’’.

El episcopado también llamó la atención sobre las que considera promesas desmedidas de la administración y ha señalado que se está intentando presentar a la Constituyente como una solución «mágica’’, a los grandes problemas nacionales, particularmente la pobreza, el desempleo y la exclusión.

Pero el sociólogo Fernando Mayorga considera que «el déficit en el aparato de gestión’’ no es alarmante.

Mayorga, de la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba, anotó como el elemento más positivo de estos 100 días el que Morales hubiera «ahuyentado los fantasma internos y externos respecto a una supuesta postura radical del MAS’’, el oficialista Movimiento al Socialismo.

Sostiene que Morales ha planteado «posiciones más centristas’’ como la adhesión al tratado que impulsan Venezuela y Cuba para la conformación de un bloque comercial.

Para Llobet, sin embargo, es una muestra más de la adscripción de Morales a los designios de Chávez y en menor medida a los del mandatario cubano, Fidel Castro.

«Esas son demagogias’’, dijo a la AP.

En un adelanto del informe que presentará Morales el lunes, el ministro de Trabajo, Alex Gálvez, ha señalado que «en estos 100 días, se ha hecho más que en los 20 años pasados’’ en materia social y económica.

El gobierno sostiene que está avanzando en el desmantelamiento del «neoliberalismo’’ que imperó desde 1985 y que para ello anulará algunas normas pasadas para garantizar la estabilidad laboral.

También presenta, entre otros méritos, el haber bajado las tarifas de eléctricas para sectores populares y obtenido el perdón de la deuda con el Banco Mundial por 1.500 millones de dólares, aunque la medida empezó a bajarse antes de su asunción.

Llobet dijo que tal vez el mayor acierto de Morales ha sido su claro acercamiento a Chile, en pos de lograr una salida soberana al mar.