Sometimiento fallido

Sometimiento fallido

Siempre me intrigan las razones que  impiden a los partidos  llevar ante  los  tribunales  sus  acusaciones de corrupción. Cacarean y cacarean recriminaciones amenazando con develar documentos probatorios. Y ahí se quedan.

Abogados, investigadores, y hasta experimentados espías, están a su disposición. Por eso llama tanto la atención el que no elaboren  trabajos concienzudos que permitan formalizar expedientes acusatorios válidos e irrefutables. Resulta aun más extraño, en cuanto que el descrédito de un contrincante, avalado por un tribunal, les sería políticamente beneficioso.

Se afirma, y se ha escrito reiteradamente, el cumplimiento de una “omertà”: un pacto de impunidad del “tú te callas, que yo me callo”; un acuerdo pandillero resultante de una corrupción compartida. Tesis creíble, si observamos con la reiteración que, al acusarse, unos  responden a los otros mencionándoles  el número de  expedientes que les tienen engavetados.

Podríamos  pensar aquello de que “perros de la misma camada se ladran, pero no se muerden”. Esto sería más instintivo que pactado: un reflejo primario que presiente que entre mordidas quedarían desgarrados. Después de unos cuantos ladridos,  mejor olerse el trasero, y cada perro a su hueso.

Considerando inútil y contrario a sus intereses el saneamiento de la ética estatal, sufren de una apatía ético-legal de carácter subconsciente; algo  parecido a la supervivencia de la especie. Teoría  a tomar en cuenta, si  detallamos  el historial  de nuestros gobernantes.

Todas son explicaciones válidas, que ahora vienen al caso cuando se produce  un debut de mirlo blanco: recientemente, de la cháchara se ha pasado al hecho. Un partido sometió a dos  funcionarios y a un ex presidente por sobre-valoración de obras del Estado. Tenemos sometimiento y sometidos.

El expediente lo recibió un procurador que había hecho público el ser “un hombre de Leonel Fernández”. Y, claro está, lo desestimó. Ahora lo llevarán  a la Suprema Corte, y allí espera un magistrado presidente entrañable amigo del mismo personaje. Miren ustedes, señores, cómo va tropezando el primer intento justiciero contra un blindaje legal que,  dejando de ser un supuesto,  se  convierte en degradante realidad.

Ante este reivindicativo y necesario acontecimiento, el apoyo del resto de la oposición ha sido decepcionante; el leonelismo, confiado en que el líder máximo no sería  “víctima” de la justicia,  se ha limitado a desbarrar contra el Lic. Guillermo Moreno, acusándolo de andar buscando ventajas políticas; la Iglesia, ni un padre nuestro; el Presidente, silencioso; la gente, esperando sin esperanzas.

Sea por agenciarse ventajas políticas, o por las razones  que fuesen, Alianza País se le adelantó a otras organizaciones. Si con esa novedosa y atrevida decisión sintonizó los deseos de la población, los votantes, entonces, ¡bendito sea Dios!, que coseche abundantes frutos. Mientras tanto, es un deber ciudadano cerrar filas apoyando ése y futuros sometimientos.

Debilitemos con inteligencia y militancia la barrera legal colocada por el ex presidente. Tratemos de obtener juicios imparciales para los ex funcionarios prevaricadores. Puedo decirles que, si luego resultan inocentes, les  besaremos el anillo, y  dejaremos a San Antonio el misterio de sus riquezas.

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