Somos diferentes y estamos del mismo lado (final)

Somos diferentes y estamos del mismo lado (final)

Durante mucho tiempo, fui por la vida recorriendo el camino desde lo masculino: emprendedora, decidida, valiente, independiente, autosuficiente, aventurera, fuerte, y dinámica.

Muchas de las mujeres que conozco son así, especialmente mis amigas. Las Constelaciones Familiares me mostraron la cruda realidad: una mujer así no puede tener a un hombre que esté en su lugar como hombre.

Atrae hombres maravillosos no disponibles, o inmaduros, irresponsables, infieles y débiles, que le permitan seguir siendo como ella es.

La kabbalah explica que cuando no tenemos las herramientas para conectarnos -por nosotros mismos- con Dios, buscamos esa conexión en la energía del otro. Este es el origen de las relaciones co-dependientes, y créeme que las conozco bien. En este tipo de vínculo, ambos miembros se debilitan y van hacia menos.

Karina Pereira

Son enlaces desgastantes, frustrantes y muy dolorosos.     La contundencia de estos efectos en mi vida me ha llevado a cambiar. Aprender a actuar, crear, sentir y pensar como mujer ha sido un camino largo, sin embargo, completamente beneficioso.

El amor se expresa por vía de la alegría. El amor sano aumenta nuestra sintonía con la vida. Todo lo que nos conecta con algo distinto es co-dependencia. Todas las relaciones nos muestran nuestra relación con Dios, especialmente la pareja. Jodorowsky dice que no tenemos ni idea de lo que es el Amor: Si lo supiéramos, pasaríamos los días y las noches cantando sus alabanzas y sus nombres, de la misma manera en que lo hacen los pájaros y manifiestan las flores.

¿Qué hace que no sea así? En educación hay una frase que dice: “dile a tu hijo que es lo que tú quieres que sea”. Muchas mujeres tratan a los hombres como hijos y pretenden que esto les funcione. ¡Los hombres adultos no responden a lo que oyen! Yehuda Berg dice que el diseño del hombrees de acción, no de palabras.El lenguaje que el hombre interpreta es el respeto. Él  recomienda: “trata a tu hombre como quieres que él sea”.

Rav Berg explica que cuando a un hombre lo atienden como un rey, él lo traduce como un signo de que la mujer lo valora y lo aprecia. Cuando una mujer espera y alimenta a su pareja, el hombre lo interpreta como una expresión de admiración y amor Siempre hemos sabido del poder de las mujeres en la cocina, pero las mujeres hemos creído que cocinar y alimentar a un hombre es símbolo de sumisión y humillación. Yehuda explica que cocinarle a su hombre es una forma para que la mujer retorne la energía que recibe de él multiplicada.

Cuando el hombre no recibe la apreciación y el respeto de la mujer se bloquea de dar, lo que hace que la mujer se resienta. Entonces, ella lo respeta y lo admira menos.

De esta forma, se acaban la mayoría de las relaciones; la mujer piensa que solo puede respetar y admirar a su hombre si le demuestra que lo merece, y el hombre piensa que solo le da a la mujer si ella lo respeta. Así, la relación no tiene una oportunidad.

En las últimas décadas, las mujeres hemos puesto nuestra atención en que los hombres cambien, cuando la vía regia es cambiar lo que creemos de ellos.

En su libro “El Silencio Habla”Eckhart Tolledice: “Si su pasado fuera tu pasado, si su dolor fuera tu dolor, si su nivel de conciencia fuera tu nivel de conciencia, pensarías y actuarías exactamente como él o ella. Esta compresión trae consigo perdón, compasión y paz.

Al ego no le gusta oír esto, porque pierde fuerza cuando no puede mostrarse reactivo y tener razón.Cuando recibes como a un noble invitado a cualquiera que venga al espacio del Ahora, cuando permites a cada persona ser como es, él o ella empieza a cambiar”.

En kabbalah hay un concepto llamado kinat sofrim que significa tener celos de las personas que están creciendo espiritualmente. Es lo que siente alguien que mira los efectos positivos en la vida de una persona y dice: «Yo también quiero crecer así».  No se refiere a los celos de querer lo que otra persona tiene como usualmente hacemos, sino al impulso de crecer, y el ardor de cambiar.

La vida es cambio, y cuando nos resistimos a cambiar vamos en contra de la vida. ¡Te aseguro que eso es demasiado!

Mecrié como hija única de unos padres que veían en las expresiones de amor un signo de debilidad y falta de auto dominio. Crecí creyendo que decir “te amo” era la forma segura para salir lastimada.El ego prefiere que vivamos en el miedo, porque si nos rendimos al amor ¡él desaparece! En cambio, con cada separación se fortalece más. Afortunadamente, como dice Anais Nin “llego el día en que el riesgo que representaba quedar encerrada en el capullo era más doloroso que el riesgo de florecer”.

Hace unos años, conocí las palabras sanadoras de ho’ oponopono “lo siento, perdóname, gracias, te amo”, y empecé a arriesgarme. Hoy día, recomiendo a mis clientes decir te amo aunque no lo sientan. Algunos me han cuestionado si eso no los convierte en hipócritas.

Les pregunto: ¿alguna vez no has querido seguir en cama cuando suena el despertador? Siempre me responden que sí. Entonces, les digo: levantarte para ir a trabajar no te convierte en hipócrita, solo muestra que eres una persona responsable.

Sinceramente, creo que amar es nuestra mayor responsabilidad, y aunque hombres y mujeres lo expresemos en lenguajes diferentes, me queda claro que estamos del mismo lado ¿Tú que crees?

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