Somos más, pero hay que demostrarlo

Somos más, pero hay que demostrarlo

Samuel Luna

Los dominicanos somos el “partido” político más grande. “Ese partido” tiene elementos que nos une: Somos parte del mismo territorio, compartimos el mismo idioma, nos gusta el merengue, nos gusta el Mangú y el Salcocho, vivimos bajo la misma realidad económica, adoramos y promovemos el Cristianismo como religión y también en algunos casos como un estilo de vida. Además, tenemos un mismo sueño, queremos tranquilidad y seguridad ciudadana. De hecho, una mayoría de los dominicanos que viven en el extranjero desean regresar a la República Dominicana, porque son parte de ese gran partido llamado, pueblo dominicano. En palabras simples: Somos más, pero hay que demostrarlo.

Somos más para cambiar la cultura de engaño, somos más para votar correctamente. Es tan así, si todos los que no votan, los que estamos decepcionados, los que hemos perdido la confianza en el sistema electoral y en los partidos convencionales, los que nos cansamos de aquel discurso salpicando saliva llena de bacterias que destruyen la esperanza y los fundamentos de la democracia, si todos los que no ejercen el sufragio nos unimos y articulamos todo aquello que nos une en un solo propósito, estoy más que seguro que pudiésemos trastornar y enderezar lo que nosotros mismos hemos doblado. Es simple, es abrir nuestros ojos sociales y espirituales, ver donde estamos y visualizar (soñar) donde es posible llegar y crecer. Quiero aclarar que no me refiero a la apertura de otra organización partidaria, estoy lanzando la sugerencia de articularnos para elegir bajo una agenda que surja de las entrañas del pueblo dominicano.

Somos más, pero hay que demostrarlo. En la marcha verde éramos más, pero siempre lo he dicho, no teníamos una cabeza. Toda empresa, institución, organismos, movimiento o sentir social necesita una figura que se le delegue el sentir del pueblo. Recuerden, no estoy hablando de mayoría, estoy hablando de masa crítica, una población que modele y genere sinergia o combustible para movilizar una masa que está inhibida. Debemos crear una agenda que sea respetada por los partidos políticos (estructuras partidarias) que sí poseen intrínsecamente una articulación que emana del deseo del poder. El poder es bueno, el poder en sí mismo es el arma más poderosa para construir o para desnaturalizar una sociedad o una cultura. El poder es lo que debemos lograr obtener como sociedad organizada. Dejémonos de estar hablando, gritando y externando que todos son corruptos, que ya no hay esperanza; ejerzamos el poder que ya poseemos como ciudadanos y planifíquenos dónde y cómo nos queremos ver.

Somos más, pero hay que demostrarlo, hay que tomar el poder, ejerciendo la potestad ciudadana y así poder construir una sociedad mas vivible y más placentera. El poder es la suma de la articulación de cada ciudadano fusionado en una masa de personas que se convierte en la representación de cada individuo por separado. El poder es bueno, porque podemos usarlo para ejercitar la justicia, para fomentar la seguridad ciudadana, para generar empleo, para que en cada paraje, sección o municipio pueda haber agua como algo normal, para generar empleo y para que cada dominicano pueda saborear un poco de las riquezas que poseemos como pueblo.

Somos más, pero hay que demostrarlo. Si lográramos ejercer el poder que nos dio el Creador, en el libro de Genesis, cuando dijo:
“Hagamos al ser humano
a nuestra imagen y semejanza.
Que tenga dominio sobre los peces del mar,
y sobre las aves del cielo;
sobre los animales domésticos,
sobre los animales salvajes,
y sobre todos los reptiles
 que se arrastran por el suelo.”

Dominio es buena administración no robo o despilfarro. Dominio es proteger el medio ambiente, los ríos y todo nuestro ecosistema. Dominio es entender que los partidos políticos de hoy en día han perdido sus ideologías y la praxis de hacer cosas para la sociedad. Dominio es identificar un líder que no esté comprometido ni viciado de la cultura del clientelismo. Dominio es poder impulsar un rescate democrático para salvar lo que se está hundiendo. Es tiempo de volver a soñar, es tiempo de mirar de nuevo las riquezas que poseemos y dar pasos firmes, decisiones que representen un real dominio para el beneficio del pueblo dominicano. Somos más, pero hay que demostrarlo.

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