“¡Píndaro… Píndaro… Píndaro! –grita desaforadamente Herminio a su alter ego, mientras recorre toda la casa…- ¿Dónde te has metido?”… Acelera el paso entre sillas y una gran mesa… Tropieza con un juguete de su perrita Jade… Casi resbala al tratar de usar su escalera hasta que, de pronto, encuentra al mismísimo Píndaro… Muy sonriente… Sosteniendo un espejo y mirándose en él y, al mismo tiempo chequeando a Herminio llegar con la lengua afuera mientras le encontraba…
“¿Y ese cuento?… ¿De dónde sacas tanto tiempo para poderte mirar al espejo? –cuestiona Herminio-… “¡Es que mi ‘Súper Yo’ está de vacaciones, mientras mi ‘Yo’ trata de entender a mi ‘Ello’ que tengo escondido dentro!’ –responde rápidamente Píndaro…
“Pero eso te está controlando y no te deja ser tú –interviene Herminio-… Estás comportándote con un ‘Tú’ que te tiene mareado… Me da la impresión que lo que te permite ser inteligente no se ha manifestado lo suficiente y, sin darte cuenta, te has dejado llevar hasta un estado que sólo te ha llevado a fomentar tu ‘Ego’… Estás en un momento inicial de tu comportamiento, mientras luchas por encontrar la forma de ordenar tus pensamientos en aquella maraña de recuerdos que te persiguen desde niño…”.
“Es que a mi me es más fácil darle vida continua a mi ‘Yo’, -riposta Píndaro-… porque es el vivo reflejo de que lo que me pasa día a día… de mi realidad… Ahora lo que siento es deseo de ver mi físico de esta forma y comportarme como me dé la gana… ¡Y, lo hago!… Por eso, a veces, tú me ves que siendo Píndaro me comporto como Herminio y me dejo llevar del gusto al pasar frente a una panadería y querer comer sin control…”.
“Jajajaja… -Ríe a carcajadas Herminio, al escuchar semejante real comparación-… Lo que pasa es que quieres ser yo, pero olvidas que hay dentro de mi una porción ética y moral que me frena y me lleva a pensar, y a actuar, en función de lo ético y moral… Si tú tratas de ser yo, debes asimilar mi razón de ser y formación, que data de lo heredado de y enseñado por mi madre… Aquellos valores que me obligan a ser quien soy… Mi ‘Yo’… De lo contrario, estarías siendo sólo y únicamente un pseudónimo… Alguien viviendo en aquel recordado Mundo Bizarro… y que se deja gobernar por su ‘Ello’…”.
“Es que tú, Herminio, no me dejas ser Píndaro cuando me da la gana… sólo cuando tú escribes tus columnas en el Hoy me das permiso para destacar… ¿Qué es eso?… ¿Por qué me llevas a estos extremos? –cuestiona un apesadumbrado Pindaro-… Tú estás tratando de ponerme una barrera entre mi ‘Yo’ y mi ‘Ello’, sin medir consecuencias y reprimiéndome constantemente… Por eso, muchas veces me veo en el espejo y, al hacerlo, veo al igual que yo a un montón de gente que en la calle, o en sus casas o en el trabajo, procura sublimarse llegando hasta verse obligado a maldecir y a insultar, en desenfreno y sin razón…”.
“¡Qué buenooo!!!… ¡Qué buenoooo!!! –expresa Herminio- Ahora soy yo el culpable de que te escondas detrás del pseudónimo mío para tapar tus andanzas!… Metiéndome presión quieres que yo me sienta culpable de lo tuyo mientras vives a tus anchas… ¡Así no se vale!… Yo tengo mi conciencia limpia… No se tú… Mi ‘Súper Yo’ está siempre atento para facilitarme un mayor control de mi ‘Yo’ y evitar caer en el gancho de que vengas a presionar mi ‘Ello’…”.
“Ahhhh…- expresa Píndaro-… ¿Ahora te ha cogido con decir que yo sólo vivo como los demás… como un mero pseudónimo?”.