Somos y no somos

Somos y no somos

POR RUBÉN ECHAVARRÍA
No decir siempre la verdad por temor a la reacción del otro, se ha convertido en una costumbre casi patológica. Somos mentirosos a veces, veraces otras. Nuestra versión de aquel «ser o no ser», es ya la de «ser y no ser. Porque aquí permanentemente somos y no somos.

La clase media, por ejemplo, que no es pobre ni rica, como clase entiende que se ha empobrecido hasta más no poder. Pero de manera individual por orgullo, vergÜenza o lo que sea, no se atreve a admitir que en cierto modo ya es pobre.

Y no se atreve porque aquí ser pobre es un pecado. Y tan grave que en discusiones de cierto nivel cuando algunos no disponen de argumentos válidos para defenderse, le han echado en cara al adversario hasta su pobreza.

De manera, señalo de nuevo, que para aferrarse a su clase, la media tiende a compararse con la pobre. Y ante dicha clase, por supuesto, la media parece alta. Porque para apreciar su justa dimensión, la media debe más bien compararse con la de un nivel económico superior, con la alta.

En la actualidad, el hecho de poseer una casa y un carro que sólo ocasionan gastos no exonera a su propietario de ser pobre. Antes quien tenía un millón de pesos era rico, ya cualquiera lo puede tener en bienes sin serlo. Esto no quiere decir que el pobre no sea realmente pobre. Es que ahora hasta para ser pobre hay que tener dinero.

Actualmente para ser rico se necesita poseer una cuantiosa fortuna y estar ubicado dentro de un sector o clase que se encuentra muchísimo más distante de la golpeada clase media que ésta de la pobre.

Porque, en nuestro país, la distancia que separa a los miembros más pudientes de la clase alta de la media es tan grande que ni con telescopio se percibe. Y es tan inhumana e injusta que ya ciertamente nadie sabe hoy lo que va a ocurrir aquí mañana.

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