¡Son insaciables!

¡Son insaciables!

A cuarenta y tres años, después del final de la Era de Trujillo, en 1961, resulta casi imposible para las generaciones presentes concebir el poder ilimitado con que el hombre fuerte de San Cristóbal gobernó la República Dominicana y que de su propia persona saliera la expresión que titula esta columna, refiriéndose a su familia, «son insaciables».

Aún Trujillo con todas las riendas del poder en sus manos como no las había tenido ningún otro mandatario en la historia nacional, tuvo que lidiar con situaciones familiares, en que se vio obligado a convocar a su despacho al Gobernador del Banco Central de la República Dominicana, licenciado Virgilio Alvarez Sánchez, situación esa relacionada con nuestro artículo titulado, «Ya el Fondo Aprobó el Préstamo», publicado el domingo 1ro. de febrero, en este mismo periódico, cuando Rafael L. Trujillo, hijo, solicitó al Banco Central que le canjeara RD$6.0 millones por US$6.0 millones.

Cuando el licenciado Virgilio Alvarez Sánchez, en cumplimiento de las instrucciones recibidas de Trujillo, rechazó la petición de canje a dólares que hizo Rafael L. Trujillo hijo, el gobernador del Banco Central, tuvo que escuchar expresiones terriblemente fuertes e irrespetuosas a su persona, limitándose a repetir que cumplía con órdenes superiores, de no canjearle un solo dólar a ningún familiar del Jefe.

La reacción de Rafael L. Trujillo, hijo, no se hizo esperar y llamó a su madre, la señora María Martínez de Trujillo y ésta le recriminó duramente con fuertes epítetos al licenciado Alvarez Sánchez, que se hubiese permitido denegar la solicitud de canje de divisas hecha por su hijo Ramfis, aún cuando el gobernador del Banco Central, le reiteró que cumplía órdenes a ese respecto de su propio esposo.

Cuando el gobernador del Banco Central, convocado por Trujillo, penetró a su despacho, según las versiones recogidas, Trujillo le comunicó lo siguiente: «Te he convocado para informarte que para poder protegerte del odio de mi familia, te voy a sustituir como gobernador del Banco Central -haciendo una pausa, agregó -tengo que sacarte de esa institución para protegerte!».

El licenciado Alvarez Sánchez, habría escuchado en silencio, cuando Trujillo señaló: «Hace apenas días que le dí a Ramfis dos millones de dólares! -enfatizando- dos millones de dólares de mi peculio! Y ahora -continuó- quiere que le cambien seis millones de dólares!»

Pero Trujillo, no se conformó con ese desahogo contra miembros de su familia, sino que agregó además, dirigiéndose al licenciado Alvarez sánchez: «Tu debiste haberle dicho a mi hijo Ramfis, cuales eran las instrucciones que yo te había dado. Que tú me respondías con tu vida, si le dabas un sólo dólar a un miembro de mi familia!»

Las palabras finales de Trujillo, siguieron retumbando en los oídos del gobernador del Banco Central, en esa entrevista con Trujillo, durante muchos tiempo: ¡Son insaciables!»

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