¿Son las dietas bajas en
carbohidratos buenas para perder peso?

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POR DRA. SILVIA JIMÉNEZ
Estimada Dra. Jiménez: Estoy sumamente confundida con esta nueva ola de dietas bajas en carbohidratos. ¿Cuáles carbohidratos son los buenos? ¿Realmente es sano no comer carbohidratos? María Elena

Estimada María Elena:

Es de esperarse, que en este momento… ya hayamos aprendido nuestra lección, con tantas dietas con promesas de ser la “última”, que han venido y se han ido, porque fueron al final un fiasco para miles de personas. Sin embargo, como hay tanta gente con problemas de sobrepeso y obesidad, cada vez que sale algo nuevo que les pueda ofrecer un hilo de esperanza… se prueba, con la fe de que será la solución tan buscada.

Por ejemplo, muchas personas tendrán recuerdos amargos de las dietas bajas en grasa, que prometieron ser la respuesta, y al paso del tiempo, lo que encontraron fue un desequilibrio de las grasas “buenas”, porque eliminaron de su dieta “todas” las grasas. Ningún extremo es bueno, sobre todo cuando estamos jugando con un delicado balance de nutrientes que mantienen la salud de cada célula del cuerpo.

Desafortunadamente, por sí solas, las dietas bajas en carbohidratos, tampoco son la respuesta al problema de sobrepeso. Sin embargo, los beneficios de esta manera de comer son tangibles para miles de personas, porque han disminuido sustancialmente la ingesta de carbohidratos procesados y han incorporado en su dieta proteína, fibra y grasas de buena calidad, que van más de acuerdo con las necesidades de nutrientes del cuerpo humano.

Con la ingesta de carbohidratos y su metabolismo inmediato, se produce una elevación de azúcar (glicemia) en la sangre. La hormona insulina es liberada al torrente sanguíneo, para llevar la glucosa a las células, producir energía, o almacenar la energía no utilizada en el tejido adiposo (graso). Una vez completado el ciclo, los niveles de insulina en sangre “caen” y una segunda hormona llamada glucagon entra en acción para “gastar” la energía depositada en forma de grasa en las necesidades del organismo.

Si la dieta es cargada de carbohidratos refinados, los niveles de insulina continúan elevados en la sangre, la glucosa no llega adecuadamente a los órganos y el músculo, y el exceso de glucosa, se convierte en grasa (la persona ganará peso). 

La persona que come mucho carbohidrato refinado (repostería, pan blanco, dulces, arroz blanco, etc), sentirá hambre rápidamente después de comer, porque estos alimentos se metabolizan rápidamente, elevan el azúcar en sangre, la hormona insulina la “barre”. Y el ciclo se inicia de nuevo, porque al bajar los niveles de azúcar en sangre, la persona siente hambre.

Algo importante en la escogencia de los carbohidratos que consumimos, es el “Índice glicémico”. Los carbohidratos procesados que se digieren rápidamente tienen los más altos índices de glicemia. Los carbohidratos que se digieren más despacio, liberan la glucosa gradualmente al torrente sanguíneo y tienen índices de glicemia más bajos (menor cantidad de energía se depositará como grasa). La respuesta glicémica se mide con valores de 0 a 150, y hay ahora a la disposición cientos de listas de alimentos con sus índices glicémicos.

Por ejemplo, muchos de los productos bajos en grasa tienen índices glicémicos muy elevados, porque al quitarles la grasa, se les agrega azúcar para darles sabor. De esta manera el consumidor… confiado en estar ayudando a su cuerpo… puede estar consumiendo más calorías que las que hubiera consumido con el producto original con grasa.

Tampoco podemos pretender que una manera de alimentación (en este caso una dieta baja en carbohidratos), tenga la misma respuesta en todas las personas. El metabolismo es diferente en cada individuo, así como las necesidades de nutrientes. De modo que la dieta que hizo perder 80 libras a la vecina, no necesariamente será la respuesta para usted.

Siga los siguientes consejos para mejorar su nutrición y sus posibilidades de pérdida de peso.

– Elimine de su dieta los carbohidratos procesados (pan blanco, repostería, dulces, postres, etc).

– Incorpore en su dieta diaria frutas y vegetales frescos.

– Agregue a sus ensaladas grasas “buenas”, como el aceite de oliva, o aguacates. O si lo desea, utilice vinagre para condimentarlas. Tanto el aceite como el vinagre disminuyen la absorción de los carbohidratos que usted estará consumiendo en ese tiempo de comida.

– No consuma productos procesados aunque digan que son bajos en carbohidratos, porque muchos de ellos tienen azúcares artificiales.

– En cada tiempo de comida, consuma proteínas, porque moderará la respuesta glicérica y le dará saciedad.

– Si toma jugo de fruta, no lo tome “puro”, haga la mezcla: mitad de agua, mitad de jugo, para que no consuma muchas calorías.

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