Nuestros políticos nos tienen acostumbrados a cambiar de opinión de un día para otro o a mudarse de partido y de “líder” como quien se cambia la chaqueta, otra de las tantas muestras de la degradación de  nuestra vida pública de la que son responsables tanto los políticos chaqueteros, mentirosos y oportunistas como los ciudadanos que  se lo consienten y  votan por ellos. Aún así se ofenden cuando se lo recuerdan o se lo echan en cara, que en estos tiempos de redes sociales, donde todo se filma o se graba,  han puesto en evidencia casos  vergonzosos; pero en sentido general la recriminación pública les da par de tres, sobre todo si al final consiguen sus objetivos. ¿Por qué preocuparse si el dominicano, según dicen, tiene la memoria corta? Aunque eso fuera verdad,  hay que decir que nuestros políticos se exceden,  dando la impresión de que piensan que además de olvidadizos o desmemoriados  somos también estúpidos. Por ejemplo el expresidente  Hipólito  Mejía,  quien ayer sorprendió  con su propuesta de que se modifique la Constitución para que se habilite al presidente Danilo Medina para las elecciones del 2024, un día después (¡qué coincidencia!) de que el PRSC hizo una propuesta similar.   Y si  sorprendió no fue porque, fiel a su estilo, salió con un “de atrá p´lante” que desconcertó a propios y extraños sino porque hace apenas 14 días, como le recordó el Listín Diario, se opuso de manera tajante a cualquier intento de modificar la Constitución para que el  mandatario pudiera repostularse, bajo la advertencia de que se crearía “un clima de inestabilidad, caos y anarquía”. ¿Por qué  cambió tan pronto de opinión? Un politólogo  al que le preguntaron dijo que, al parecer, Hipólito quiere que Danilo lo ayude a ganar las elecciones del PRM, pero sea esa o cualquier otra la razón o motivo lo cierto es que la única moraleja posible de todo esto es que necesitamos, con urgencia, otra clase de políticos.