Así es, son tantas pero tantas las incoherencias que ni sé por dónde empezar…Racismo, “palabrita” tan renombrada en estos días y que abarca tanto…Si supieran que ese término refleja, además de las agresiones contra negros y asiáticos, las discriminaciones en el sistema judicial y en el empleo. Y este implica un sentimiento exacerbado del «sentido racial» de un grupo étnico, que habitualmente causa esa discriminación o persecución contra otros grupos étnicos.
La conocemos como esa ideología que defiende la superioridad de una raza frente a las demás y la necesidad de mantenerla aislada o separada del resto dentro de una comunidad o un país, e inclusive, hasta justificar la eliminación física de las razas consideradas inferiores.
Yo me pregunto, todo esto que ha salido a relucir por décima quinta vez mínimo, en lo que llevo de vida, pero ahora por la lamentable muerte de George Floyd, un afroestadounidense al que un policía le presionó el cuello con la rodilla durante más de ocho minutos, ¿a dónde nos llevará, a dónde irá a parar todo esto?
Sin poner para NADA en cuestionamiento la necesidad de exigir justicia por Floyd, y respeto a la raza negra (tal y como a cualquier otra) porque eso es irrefutable, me interesa saber si estamos en el camino correcto y dando los pasos concretos para lograr erradicar la discriminación racial.
Y aquí entran en divergencias muchas de esas incoherencias que me nublan tanto la mirada y me retumba en mis oídos…. De verdad ¿hay alguien en este mundo que crea que se nos van a respetar nuestros derechos cuando somos los primeros que pisoteamos los del otro? ¿O que van a escucharnos cuando somos los primeros que atacamos con actos de vandalismo a los nuestros?, porque ¿quiénes son los propietarios de muchos de esos negocios que han sido saqueados en las calles de NY?, y ¿cómo queremos que nos vean con ojos diferentes si demostramos que no somos diferentes? La realidad es que, malos, abusadores, irrespetuosos, déspotas, los hay en todos los países del mundo, de todos los colores, tamaños, clase social y nacionalidad habida y por haber, sin embargo, se supone que como seres racionales e inteligentes que somos, cuando queremos salir victoriosos de un conflicto, le demostramos al otro que no somos de la misma calaña, y esa es la mejor galleta sin mano como ordinariamente se dice, que le podemos dar a la otra persona, cuando no nos ponemos a su altura, y actuamos, diciendo y haciendo lo que sabemos que es lo que debemos recibir del otro. ¿Pero soy yo, o aún eso es muy difícil de entender?
Les confieso que no sé que me indigna más, si el abuso policial, o la actitud tan aberrante con la que el policía muy cómodamente con sus manos en el bolsillo aplasta el cuello de ese señor como si fuera un animal. Pero igual de desgarrador me encuentro a todos esos desconsolados que no tienen un negocio del cual subsistir ni darle de comer a su familia, por personas que se han aprovechado de las circunstancias para hacer sus desahogos de vandalismo, desautorizando la autoridad (en los que habrán malos, pero también muchos buenos que quieren hacer su trabajo de forma honrada) que merecen respeto, y que bajo cualquier incidente harán primar el orden público para el cual están llamados. Porque agresiones, traen más agresiones, y ahora, están pagando todos justos por pecadores. Debemos aprender a hacer escuchar nuestra voz, y exigir nuestros derechos como verdaderamente sea nuestro deber.
Lo que más me ha “gustado” ver, es como tantas personas de diferentes círculos se han unido a este apoyo contra el racismo, pero no entiendo, ¿cómo incoherentemente critican y cuestionan actitudes racistas de otro por allá, pero aquí actúan igual o peor con los de aquí? Estos momentos han provocado, que en todas las sociedades las personas enfrenten a sus propios prejuicios y pongan en evidencia comportamientos racistas que muchas veces las personas tienen sin darse cuenta, porque el racismo, la xenofobia y la intolerancia son problemas frecuentes en todas las sociedades, que pueden llegar a adoptar tantas formas que en algunos casos pasa desapercibido y puede apreciarse como el orden natural de las cosas. “Pero todos y cada uno de nosotros jugamos a diario un papel ya sea contribuyendo o rompiendo los prejuicios raciales y las actitudes intolerantes”.