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KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA
Nos referimos a soñar despierto cuando una persona se encuentra bajo una alteración de la conciencia, lo que aparentemente sucede sin esfuerzo alguno, sólo por el deseo de querer escapar fugazmente de las demandas del mundo real. Sin embargo, la fantasía consiste en dejar vagar la imaginación a través de la abstracción y la creatividad, por ende, la fantasía es producto de la imaginación, algo que no es real, sino que existe solamente en los sueños o pensamientos de alguien.
Soñar despierto o las ensoñaciones son fantasías conscientes en donde se dan producciones imaginativas por el cual el sujeto canaliza sus deseos insatisfechos; y las mismas son comunes y necesarias ya que ayudan a reducir las tensiones. Estas ocurren cuando la persona preferiría estar en otra parte o haciendo cualquier otra cosa, por lo que los ensueños le ofrecen la oportunidad de escribir, actuar y manejar el escenario de un drama privado del que usted es el único espectador.
Por esta razón es que se destaca que los ensueños no son sólo fantasear e inventar, es una actividad que ofrece perspectivas y le da tiempo a otras regiones cerebrales para que procesen emotivos pensamientos; también nos ayuda a reflexionar sobre lo que queremos hacer, sobre lo que deseamos y lo que consideramos necesario para nuestras vidas.
Estudios anteriores han reflejado que las personas que sueñan despiertas se ubican en diferentes grupos con distintas particularidades, puesto que cada persona tiene preferencias muy heterogéneas en cuanto a las clases de ensueño. Por ejemplo, las personas muy interesadas por su entorno y que son poseedoras de un pensamiento ecuánime, tienden a soñar despiertas con contenidos estrechamente relacionados con el mundo objetivo y son notables por sus estrictas líneas de pensamiento.
Estos mismos estudios indican que cerca del 40 por ciento de las personas se consideran propensas a la fantasía, por lo que ocupan más de la mitad de su tiempo no solo en soñar despiertas sino entregadas a complicadas fantasías, de lo cual se ha determinado que mayormente éstas son personas muy creativas y capaces de abstraerse totalmente en sus fantasías.
Es por esto que se ha concretado que soñar despierto es esencialmente una evasión del mundo real, en especial cuando éste no satisface sus necesidades, por tal razón se sostiene que el ensueño es una vía de expresar y enfrentar diversos deseos, que de no hacerlo nos harán sentir ansiosos y angustiados, por lo que el soñar despierto y la fantasía proporcionan un bien acogido alivio de la realidad cotidiana, con frecuencia agradable, al reducir la tensión interna y la agresión externa.
De modo, que la fantasía cumple una función imprescindible en nuestras vidas, no sólo porque sirve como válvula de escape a la realidad existencial, sino también porque es la fuerza impulsora que permite rectificar la realidad insatisfactoria y realizar los deseos inconclusos por medio de los ensueños.
En el universo perspicaz de nuestros sueños despiertos, todo es posible: es el lugar donde podemos encontrarnos con nuestro verdadero yo. Las fantasías suelen ser la primera etapa para hacer que los sueños se conviertan en realidad. Por eso es que la fantasía debe ser defendida a toda costa, ya que constituye el grado superior de la imaginación capaz de dar forma sensible a las ideas y de alterar la realidad. Es por esto que dicen que si puedes imaginar tus logros futuros, puedes conseguirlos.
