Insisto en la suspicacia de los sondeos que endosan al presidente Danilo Medina una popularidad que riñe cuando los confrontamos con un abanico de urgencias y apremios que acosan el sosiego de sus paisanos.

Sondeos que endosan al presidente Medina más de un 70% de aceptación a su administración constitucional, cuando principiando por la clase media, crujimos maniatados por los exiguos recursos que ingresamos debido a que pagamos impuestos idéntico a los ricos, desproporción plagada de inequidad y frustración.

Esos sondeos, y el publicado por El Caribe el 5 de este mes, vierte el parecer de un 65.6% que estima que el presidente Medina conservará la cota alta que le atribuyen las encuestadoras, mientras un 34.4% considera que no,

Se advierte una franja ancha de duda en estos sondeos que consagran al presidente Medina como un adalid invencible en los comicios de 2016 cuando comprobamos que la noria mortificante de los apagones prosigue, luego de 15 años del PLD en el poder y no se desamarra el nudo Gordiano de los Acuerdos I y II de Madrid y se construye una planta a carbón en Punta Catalina de 720 megas a un costo exagerado para favorecer a un emporio centenario.

Aunque la inflación es controlada conforme al Banco Central en 2.7% y el PIB crece en 7%, la realidad de la primera referencia es distinta cuando las amas de casa rascan el monedero para comprar los alimentos.

El caos del tránsito vehicular empeora cada día sin visos de corregirse; la delincuencia crece sin asomo de un diseño para encabestrarla, la indefinición de la política migratoria la prioriza US$l,452 millones que vendemos al espinoso vecino haitiano, y en ese contexto, los sondeos generan grima.