Soplan vientos de inflación

Soplan vientos de inflación

Un monitoreo hecho por Proconsumidor detectó que entre agosto 2010 y marzo de este año algunos medicamentos han aumentado de precio hasta en un 64%. Eso, desde luego, excluye el 20%  aplicado a los fármacos por los laboratorios  desde marzo en adelante.  Y está sobre el tapete la amenaza de las clínicas y laboratorios, de incrementar en un 14% los precios de sus servicios. Pero el petróleo no ha aumentado tales proporciones desde agosto del año pasado, aunque se le toma como pretexto.

También ha habido alzas en los precios de artículos de consumo. El alza de un 8% en la tarifa de electricidad  y la previsión de que el  reajuste fiscal incrementará costos de producción y operación  han activado el apetito especulativo de industrias y comercios. Algo que no ha faltado nunca es el encarecimiento de bienes y servicios desde que se anuncia un alza salarial, que en este caso ha sido sobre el nivel mínimo.

Sin duda alguna son vientos de inflación los que están soplando, y los golpes impactarán en la economía de las clases media y baja. El alza al salario mínimo es inexistente.  El Gobierno ha reincidido en el  pecado de no decirle a la población cómo le afectará el paquete fiscal sometido al Congreso, a pesar de que sabe que esa omisión ayuda a producir alzas abusivas como las que afectan a los medicamentos y como las que pretenden aplicar las clínicas y laboratorios.

Los eternos puntos críticos

Es una verdadera afrenta que en este país los puntos vulnerables, identificados desde hace décadas, siguen anclados en esa condición por los siglos de los siglos. Hay identificadas más  de  1,100 comunidades  vulnerables a inundaciones y  deslizamientos de tierras  a causa del desbordamiento de ríos, cañadas y carencia de drenaje pluvial, pero los planificadores oficiales no actúan para revertir la situación, a pesar de que en muchas ocasiones se pone en peligro la vida de poblaciones enteras.

No hay en la ciudad un punto crítico sin identificar. Las autoridades conocen las debilidades del drenaje pluvial y las consecuencias que ello acarrea en épocas de lluvia, pero jamás materializan la reiterada promesa de corregirlas. Se desarrollan nuevos proyectos, pero las viejas debilidades se quedan intactas y cuando llegan las lluvias abundan los percances de todo tipo. La previsión no está entre nuestras virtudes.

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