Sordera infantil, detectarla a tiempo mejora en gran medida el aprendizaje

Sordera infantil, detectarla a tiempo mejora en gran medida el aprendizaje

En el mundo en que vivimos se emiten sonidos que se decodifican en un lenguaje. El niño sordo al que no se le trata adecuadamente tendrá un problema de comunicación..

Si los pequeños no entran en un programa de detección precoz lo antes posible, no será diagnosticado por los médicos, sino por los padres y mucho más tarde, cuando se observa en el niño dificultades en el habla.

Los expertos indican que en ese momento ya se ha producido la primera secuela de la falta de audición, que es la ausencia de lenguaje y ya no se puede evitar que el pequeño sufra retrasos porque se ha llegado tarde en el diagnóstico.

Existen algunos casos en que la sordera aparece más frecuentemente: antecedentes familiares, malformaciones de cabeza y cuello, si han padecido meningitis, si la madre ha sufrido enfermedades víricas durante el embarazo o falta de oxígeno en el parto. Estos niños son de riesgo y hay que controlarles mucho más, ya que la mayoría de los sordos profundos están en este grupo.

Una forma sencilla de evaluar la audición es pedir a la madre que llame al niño y se comprueba si la mira o no. A los cinco meses el bebé va a poder obedecer órdenes simples y a los seis, al ser llamado por la madre, va a girar la cabeza.

Al año, un niño sin problemas tiene que saber decir cinco palabras, y al año y medio debe poder señalarse partes del cuerpo por sí mismo.

[b]Signos de alarma de una posible sordera[/b]

[b]De 0 a 3 meses[/b]

– Ante un sonido no se observan respuestas reflejas como parpadeo o agitación.

– No le tranquiliza la voz de la madre.

– No reacciona al sonido de una campanilla.

– Emite sonidos monocordes.

[b]De 3 a 6 meses[/b]

– Se mantiene indiferente a ruidos familiares.

– No se orienta hacia la voz de la madre.

– No emite sonidos guturales para llamar la atención.

– No hace sonar el sonajero o maraca.

[b]De 6 a 9 meses[/b]

– No emite sílabas (pa, ma, ta…).

– No juega con sus vocalizaciones, repitiéndolas e imitando al adulto.

– No atiende a su nombre.

– No dice adiós con la mano cuando se le repite la palabra.

[b]De 9 a 12 meses[/b]

– No reconoce cuando le nombran a papá y mamá.

– No comprende palabras familiares.

– No entiende una negación.

[b]De 12 a 18 meses[/b]

– No dice papá y mamá con contenido semántico.

– No señala objetos y personas familiares cuando se le nombran.

– No responde de forma distinta a sonidos diferentes.

[b]De 18 a 24 meses[/b]

– No presta atención a cuentos.

– No comprende órdenes sencillas si no se acompañan de gestos indicativos.

– No identifica partes del cuerpo.

– No conoce su nombre.

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