Sosa deja Chicago atrás y resalta la felicidad de llegar a Baltimore

Sosa deja Chicago atrás y resalta la felicidad de llegar a Baltimore

POR FRANKLIN MIRABAL
La siguiente pregunta Sammy Sosa la escuchará una y otra vez desde que este jueves se reporte a los campos de entrenamientos de su nuevo equipo de los Orioles del Baltimore en la Florida: ¿Qué pasó en Chicago?.

Seguro que los periodistas lo «enchincharán» para ver si le «entra» al dirigente Dusty Baker, a la prensa, a algunos de sus excompañeros o si se siente decepcionado con la ciudad de lo vio convertirse en una estrella.

Pero nada de eso esta en su agenda.

«Uno debe estar donde se sienta bien. Le doy las gracias a Dios por salir de Chicago en el momento oportuno y llegar a Baltimore en el tiempo que más bien le hará a mi carrera», dijo Sosa en entrevista para HOY y el espacio «República Deportiva» que transmite la cadena Univisión.

Sosa enfoca su salida de esta manera:

«Fue una separación con consentimiento mutuo. No un divorcio. Creo que dejé las cosas claras con mis excusas a los fanáticos y la ciudad. Las cosas estaban calientes, pero el tiempo se encarga de borrar todo y siempre amaré a Chicago», agregó.

«No fue un divorcio porque no me voy del todo de Chicago. Ellos seguirán en mi corazón y yo se que los fanáticos tampoco olvidar los momentos de alegría que vivimos juntos en el Wrigley Field», aseguró.

Sosa sabe que se buscará ponerlo a «pelear» con los Cubs y su gente, pero no dejará que eso ocurra ahora ni nunca.

«Yo le agradezco a Dios por este paso que di, porque si no se daba ahora talvez después si pudo presentarse dificultades mayores», expresó.

Sosa quiso partir cuando todavía se podían arreglar las cosas con palabras.

Y agregó: «quiero que me hablen de Baltimore. Un organización de tradición, que ha ganado campeonatos, que ha tenido grandes jugadores y que cuenta con un estadio moderno y bueno para batear».

¿A QUÉ MOMENTOS SE REFIERE SAMMY SOSA?

Cuando Sosa habla de grandes momentos vividos se refiere a todos los palos y logros alcanzados.

Desde su debut en las Grandes Ligas el 16 de junio de 1989, Sosa brillo al pegar un jonrón contra Roger Clemens en el Fenway Park de Boston.

Luego de tres años entre Texas y los Medias Blancas de Chicago pasó a los Cubs y desde 1992 inició su ascenso hasta convertirse en el jonronero hispano más grande de todos los tiempos en las Grandes Ligas.

Su año tope fue en 1998, la campana de la «batalla de jonrones» con Mark McGwire que lo catapultó como un grande. Esa temporada pegó 66 jonrones y remolcó 158 carreras para ser el Más Valioso de la Liga Nacional.

Aunque perdió de McGwire recibió ese premio y llevó a los Cubs a los playoffs.

Tuvo campañas de 30, 40, 50 y 66 jonrones y nueve estaciones consecutivas de 100 o más remolcadas, hasta que llegaron las lesiones y en el 2004 perdió más de un mes y no pudo llegar a 40 jonrones y 100 producidas.

EN BALTIMORE TENDRÁ MENOS PRESIÓN

Hace unos años, Sosa fue el único hombre ofensivo de los Cubs de Chicago y eso le puso mucha carga sobre sus hombros.

Hasta el punto de que dio casi el doble en jonrones y remolcadas que el segundo mejor productor de los Cubs. Eso varió en los últimos dos años, pero estuvo acostumbrado a ser quien diera la cara por los Cachorros.

Ahora en Baltimore, no es que sus batazos no serán claves, pero hay otros jugadores que pueden brillar y eso de alguna manera le quita presión.

«Tenemos a Miguel Tejada, Rafael Palmeiro, Javier López y Melvin Mora, entre otros. Toda esa gente puede batear. Eso significa que todos estaremos bien protegidos para producir más y tener menos presión», dijo.

Y eso es cierto. Cuando un pitcher le tire mal a alguno de ellos, sabe que deberá enfrentar otro bateador peligroso.

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