Sosa tendrá paz en equipo de Baltimore

Sosa tendrá paz en equipo de Baltimore

POR ENRIQUE ROJAS
De ESPNDeportes
SANTO DOMINGO .-
En Chicago, Sammy Sosa fue tan popular como Michael Jordan. Pero era tiempo de moverse y en Baltimore Sosa recuperará la paz y tranquilidad que hace tiempo perdió en la ciudad de los vientos.

Por muchas razones, mudarse a Baltimore es lo mejor que pudo pasar al jonronero dominicano.

Comenzando precisamente por los jonrones, el estadio Oriol Park at Camden Yard es un lugar ideal para que un Sosa saludable alcance su ansiada meta de 700 jonrones en un tramo de dos o tres años.

Al jugar en la Liga Americana, Sosa se dará la oportunidad de «descansar» sin tener que salir de la alineación apareciendo de vez en cuando como bateador designado y no exclusivamente en el jardín derecho. Baltimore es una ciudad bella, con un gran equipo de béisbol que ya ha probado bastante veces las mieles del triunfo. Los Orioles han asistido siete veces a la Serie Mundial, ganando la corona en 1966, 1970 y 1983.

En Baltimore, Sosa jugará más partidos nocturnos y podrá prepararse mejor para los partidos.

Habiendo pasado 13 de sus 15 temporadas en las Grandes Ligas en Wrigley Field, Sosa es uno de los jugadores que menos horas de descanso tiene en las últimas dos décadas.

En la alineación de los Orioles, Sosa estará escoltado por su compatriota Miguel Tejada, el cubano Rafael Palmeiro, el venezolano Melvin Mora y el puertorriqueño Javy López.

«Es un sueño hecho realidad el tener la oportunidad de jugar junto a Sosa y Palmeiro, los únicos dos latinoamericanos con 500 jonrones», dijo Tejada el sábado.

Sosa, quien batea .277 y acumula 1,530 carreras impulsadas, lidera a los peloteros latinos con 574 cuadrangulares. Palmeiro sigue a Sosa con 551.

Con todos esos latinos en su alineación, y el hecho de juntar a Sosa y Tejada, los Orioles han pasado a convertirse en uno de los equipos de Grandes Ligas más populares en República Dominicana.

Para los Cachorros la historia es diferente ya que sus bonos entre los aficionados quisqueyanos han sufrido una baja histórica, acercándose a una especie de «gran depresión».

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