Sospecha legítima

Sospecha legítima

Al Ayuntamiento del Distrito Nacional se le ocurrió que había que sustituir la flora del Parque Mirador Sur, y sus brigadas, asistidas por los bomberos y equipadas con motosierras pusieron manos a la obra… o mejor dicho, a la destrucción.

El argumento de las autoridades municipales es que se procede a sustituir especies cuyas raíces provocan daños en estructuras y pavimento. Desde que el Mirador existe hemos visto allí esas especies, pero es ahora cuando se pretende descalificar a quienes las escogieron y plantaron, que hasta demostración en contrario, eran verdaderos expertos en la materia.

No es la primera vez que las autoridades municipales actúa de manera desparpajada en el Mirador Sur. Ya una vez a alguien se le ocurrió que había que cambiar las aceras por adoquines y la destrucción no se hizo esperar, aunque fue detenida gracias a las protestas de los usuarios de ese pulmón.

Ahora, si acogemos como válidas las razones de la sustitución de especies, no se entiende por qué se ha empleado un método de tierra arrasada, cuando lo aconsejable es el reemplazo gradual, de manera que no se afectara la vida del parque ni la rutina de sus usuarios.

–II–

Lo que se ha estado haciendo en el Mirador Sur, que hasta el momento no ha sido más que una depredación forestal bastante grosera, contrasta con el hecho de que las autoridades municipales parecen más preocupadas por reemplazar esos árboles, que por sembrar donde no los hay.

Esto hace recordar sustituciones que se han hecho en otros lugares de la demarcación, como es el caso de la avenida Jiménez Moya entre José Contreras e Independencia, donde fueron depredadas matas de caoba que fueron reemplazadas por palmeras, la mayoría de las cuales se secaron y murieron.

También se hizo algo parecido en el Bulevar de la Juventud, donde fueron derribados todos los árboles para colocar bancos.

En fin, los ejemplos de eliminación de árboles abundan, a pesar de que no hay razones valederas para ello.

–III–

Volviendo al Mirador Sur, lo que se está haciendo allí despierta sospecha legítima porque hay una inusitada prisa por sustituir especies que dañan las aceras y el pavimento en un área no habitada, y en cambio no se procede con igual premura en otros lugares, en los que enormes laureles sí han dañado tendido eléctrico, aceras, viviendas, alcantarillado y pavimento. ¿O acaso no están llenas de árboles enormes, de las mismas especies que se están sustituyendo en el Mirador Sur, las avenidas Independencia, Bolívar y otras?

Ya hemos dicho que en un tramo de la Jiménez Moya fueron sustituidas las caobas por palmeras, que por cierto son inapropiadas para una ciudad como Santo Domingo. Algo parecido se ha hecho en el entorno de la Secretaría de Estado de Educación. Si las palmas no benefician a la ciudad, ¿a quién benefician?

La zona del Mirador Sur donde han sido hechas las talas repentinas de árboles sufrirán cambios dramáticos, por lo menos hasta que se hagan sustituciones adecuadas. Uno de los cambios es de temperatura por la falta de sombra, y otro es en el equilibrio flora-fauna. Nuestra aspiración es que se haga algo valedero y útil para todos, no solo para lo que motiva legítima sospecha.

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