Las autoridades dominicanas sospechan que un jet privado que nunca llegó a su destino en Punta Cana, en el oriente del país, pudo haber sido usado por el crimen organizado y solicitaron el viernes apoyo de la agencia antidrogas estadounidense DEA.
Julio César Souffront, titular de la dirección antidrogas dominicana, explicó a periodistas que ambas instituciones trabajan en conjunto para determinar el paradero del avión y su posible vinculación con el narcotráfico. No detalló si las autoridades determinaron cuándo y bajo qué condiciones había llegado la aeronave a territorio dominicano.
El avión Hawker Siddele HS-125 con matrícula estadounidense N600AE despegó la noche del miércoles del aeropuerto Las Américas, de Santo Domingo, rumbo a Punta Cana, 200 kilómetro al oriente. Minutos después de su despegue la torre de control perdió su rastro. Las autoridades de aviación civil dominicanas descartaron que se tratara de un accidente.
Según la agencia de aviación estadounidense (FAA, por su sigla en inglés) el avión está registrado a nombre de una empresa con sede en el estado estadounidense de Delaware. En el avión sólo viajaban dos pilotos. Souffront estimó, aunque sin certeza, que el avión pudo haber sido llevado a Venezuela u otro punto de Sudamérica a fin de usarlo después para trasladar drogas hacia Centroamérica y de ahí a Estados Unidos, como ha ocurrido con otras aeronaves. Aracenis Castillo, director del cuerpo de seguridad aeroportuaria, dijo a periodistas que también solicitaron apoyo de las autoridades de Venezuela, Colombia y Centroamérica para hallar la aeronave.
Todo el personal de seguridad del aeropuerto Las Américas que estuvo de turno cuando despegó la aeronave era interrogado el viernes para determinar posibles complicidades.
En noviembre de 2012 el dueño de una pequeña aerolínea dominicana y otras 14 personas, entre ellas cinco extranjeros, fueron arrestados por dedicarse de forma presunta a equipar y acondicionar avionetas para el narcotráfico. Las aeronaves eran dotadas con mayor capacidad de vuelo y de combustible y luego enviadas al estado venezolano de Apure, en la frontera con Colombia, donde eran cargadas con drogas para trasladarlas a Centroamérica, el Caribe y Estados Unidos.
En octubre de 2011 un avión ejecutivo fue sustraído por dos pilotos venezolanos del aeropuerto La Isabela, en el norte de Santo Domingo, y días después fue hallado oculto entre matorrales en Apure, Venezuela.