Sospechoso de matanza de Arizona tenía arrebatos

  Sospechoso de matanza de Arizona tenía arrebatos

TUCSON, Arizona.  AP.  Durante cuatro años, Jared Loughner fue un estudiante universitario mediocre, que vivía en su casa y tomaba clases de yoga y álgebra, administración de empresas y poesía.   Sin embargo, el año pasado, su conducta empezó a cambiar.

En febrero, dejó estupefacto a un profesor al hablar de matar bebés con bombas, en un arrebato que significó el inicio de los trastornos del joven de 22 años, acusado de matar a seis personas y herir a 13, entre ellas la congresista Gabrielle Giffords.   Después del primer arrebato, la seguridad del campus decidió no intervenir, sólo observar.   “Sugerí que no lo perdieran de vista”, escribió un agente.   La conducta de Loughner en la universidad se volvió cada vez más errática, amenazante y trastornada. Un informe policial de 51 páginas divulgado el miércoles traza un retrato escalofriante del último año universitario, que finalizó en septiembre cuando el Pima Community College lo declaró mentalmente inestable y lo suspendió.   Mientras Tucson y todo el país rendía homenaje a las víctimas, afloraban nuevos detalles sobre las actividades de Loughner durante las horas previas a la matanza.   Según las autoridades, Loughner fue al supermercado Walmart dos veces, un policía lo detuvo por pasar una luz roja pero lo dejó ir con una advertencia, luego tomó un talego negro del maletero del auto y se fue corriendo al desierto, perseguido por su padre, que sospechaba algo. Finalmente fue en un taxi a la tienda donde abrió fuego sobre Giffords y la gente que esperaba turno para hablar con la congresista.

   Tres meses antes lo habían expulsado de la universidad.

Adiós a   jovencita 

 La víctima más joven del tiroteo de Tucson, Christina Taylor Green de nueve años de edad, fue enterrada ayer con una emotiva despedida popular en una ciudad todavía conmocionada por el ataque en el que murieron seis personas.  

Un grupo de 18 personas vestidas de «ángeles” con gigantescas alas de color blanco se colocaron cerca de la iglesia Elizabeth Ann Seton donde se celebró el servicio fúnebre en medio de estrictas seguridad.   Alrededor de la iglesia se colocaron carteles en las casas aledañas con mensajes como “nuestra comunidad están contigo” y otros que decían “Tucson te perdió.

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