Aunque los organismos multilaterales y la presente administración manifiestan un gran optimismo con el desempeño macroeconómico del país para este 2022, lo cierto es que hay una variable que es el covid 19, con dos años desde que se descubrió en Wuhan, China, que ha demostrado su capacidad de reinventarse y de volverse inmune a las vacunas y combinaciones y que podría obligar a establecer restricciones o de lo contrario colapsar el sistema sanitario.
La economía dominicana el pasado año demostró una capacidad de rebote que se estima permitirá un crecimiento real en el orden del 4.0% en relación a 2019, pero en definitiva los resultados de este 2022 dependerán de la evolución de la pandemia y las noticias a nivel mundial y local no son buenas, hay naciones que están comenzando aplicar restricciones a la diversión y estableciendo toque de queda.
En nuestro país, si bien la letalidad es relativamente baja, de 0.99%, los niveles de contagio se han disparado hasta 46.48% diario, crecen las hospitalizaciones y la variante Omicron, aunque menos letal es más contagiosa, mientras se supone que la variante Delta y otras coexisten.
Pensábamos que las vacunas serían la panacea para lograr la inmunidad de “rebaño”, sin embargo a pesar de ser uno de los países con el mayor porcentaje de vacunados estamos presenciando en estos momentos cómo personas inyectadas con la combinación de dos dosis de la Sinovac y una de la Pfizer se han contagiado e incluso personas que fueron contagiadas hace meses y que se han inyectado tres y hasta cuatro dosis de nuevo han sido infectadas con una de las variantes.
Pero volviendo a la macroeconomía lograr una tasa de crecimiento cercana al potencial, 5.0%, parecería relativamente fácil si se recupera el turismo, crecen las exportaciones, se mantiene el mismo nivel de Inversión Extranjera Directa y no se desploman las remesas debido a que nuestro principal socio comercial está desmontando las ayudas fiscales y la Reserva Federal ha comenzado a disminuir la compra de activos y se espera por lo menos tres alzas de los tipos de interés debido a que a noviembre la inflación anualizada fue de 6.8%, la tasa de crecimiento más alta en 40 años.
Aparte del sector privado uno de los motores del crecimiento deberá ser la política fiscal, especialmente el gasto de capital, ya que la política monetaria se está moviendo al terreno restrictivo y el aumento en cien puntos porcentuales de la tasa de política realizada a finales de diciembre, fue elevada de 3.0% a 4.5% en dos meses, e también se producirá una reducción gradual de la Base Monetaria, en lenguaje llamo el medio circulante.
Este es un año de grandes incertidumbres provocada por el virus y no está claro cuando detendrá su adaptación a otras variantes pues cuando Omicron, con 50 mutaciones, está atacando a nivel mundial ya en Francia descubrieron la variante IHU con 46 mutaciones.
Los niveles de contagio se han disparado hasta 46.48% diario.
Un crecimiento cercano al 5 por ciento parecería relativamente fácil.
La política fiscal deberá ser uno de los motores del crecimiento.
Ramón Núñez Ramírez