«Soy optimista, pero…»

«Soy optimista, pero…»

Ha tenido mucha difusión la noticia de que cuatro asociaciones empresariales lamentan el «lenguaje de crisis y negatividad que se ha entronizado en la mente de muchos dominicanos», en momentos en que, a su juicio, la economía dominicana tiene «evidentes signos de fortaleza». Algunos estarán de acuerdo con el planteamiento empresarial, pero muchos otros no. Como muestra, no dejen de leer las siguientes líneas de la lectora Rosanna Salazar, que a mi juicio refleja lo que piensa mucha gente al respecto:

«Yo digo patria y soy optimista; no como dijeran los empresarios que el pueblo dominicano es pesimista, pero ¡carajo! cómo se puede ser tan inconciente?

«Yo soy optimista, pero nada se ha sabido de la muerte de Daniel Martich. Yo soy optimista, pero han cancelado a Héctor Herrera

Cabral por ‘orden superior’ y pocos han dicho algo. Yo soy optimista, pero Marino Zapete ha sido opacado y casi silenciado. Yo soy optimista, mas, ya no se oye al Padre Rogelio y no sufro de sordera. Yo soy optimista, a pesar de que cancelaron a Pablo Mackinney y Yolanda Martínez de RNN. Yo soy optimista, sin embargo fueron apresados los encuestadores del diablo. Yo soy optimista, pero los pagos de muchas secretarías se efectúan con quince días de retraso y nadie se atreve a protestar. Yo soy optimista, no obstante los improperios presidenciales y las confesadas fortunas. Yo soy optimista, pero hay tantos ‘defensores’ de las Fuerzas Armadas que ‘algo huele mal en Dinamarca’. Yo soy optimista, mas no entiendo qué hace un guardia con el listado de votantes dominicanos. Yo soy optimista, a pesar de que hay tantos periodistas ‘babosos’ y camarógrafos primates. Yo soy optimista, sin embargo estamos pagando por un ‘hoyo financiero’ ajeno. Nosotros ni lo bebimos ni lo fumamos ni lo gozamos.

«Yo soy optimista, pero no hay gas, se fue la luz desde ayer, el dólar corre más que Félix Sánchez, subieron los pasajes, la electridad, la Pica pica, el ají, la cebolla, el arroz, el aceite, la leche, el café; me cortaron el teléfono por falta de pago, mi hermano no tiene trabajo, nos robaron el idealismo y ahora nos llaman pendejos… Yo soy optimista y digo ¡Paaatria!, pero a los empresarios que se dejen de vainas…»

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